El Movimiento Feminista de Mallorca convocó ayer tres concentraciones en las ciudades de Palma, Manacor e Inca a favor de los derechos y las libertades de las mujeres afganas. Un centenar de personas se congregaron ayer en la Plaza España de Palma a las ocho de la tarde, de igual manera que lo hicieron en la Plaza España de Inca y en la Plaza de sa Bassa en Manacor, bajo el lema: No miremos hacia otro lado, por los derechos y libertades de las mujeres afganas. Lourdes Martín, una de las portavoces del movimiento, fue la primera en hablar: «El Movimiento Feminista de Mallorca no puede quedarse en silencio ante el peligro que supone para mujeres y niñas estar bajo el control talibán». Desde la organización hicieron un llamamiento a la razón, y reivindicaron cinco exigencias para palear contra la «injusta» situación. En primer lugar, piden «urgentemente» al Estado español y las instituciones que actúen frente a la supresión de los derechos del colectivo femenino en el país asiático. En segundo lugar, exigen al Parlamento europeo una actuación conjunta en favor de las mujeres afganas. La tercera petición es la de perseguir los crímenes talibanes en pro de la libertad. En cuarto lugar, solicitan el derecho de asilo para todas aquellas mujeres que vean vulnerados sus derechos y libertades bajo el amparo del estado islámico. Por último, consideran apremiante establecer mecanismos internacionales para garantizar los derechos fundamentales de toda la población y adoptar medidas de boicot al régimen talibán.

Tras dejar claro cuáles eran sus exigencias, más de una veintena de mujeres de la organización leyeron una por una las 29 prohibiciones a las mujeres bajo el yugo talibán. Alguna de éstas son: prohibido reír en público (ningún extraño debe oír la voz de una mujer), opacidad obligatoria de las ventanas para que no puedan ser vistas desde el exterior y prohibido usar cosméticos (a muchas con las uñas pintadas se les han amputado los dedos). Desde la asociación denunciaron que los talibanes prohíben a la mujer «vivir, decidir sobre sí mismas y sus cuerpos; anulándolas como personas».

María José Busquets, portavoz también de la plataforma, recordó, durante su turno para hablar, que «en el siglo XXI ningún país tendría que tener estas prohibiciones, son inhumanas».