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La pandemia «ha amenazado con poner en peligro» el tejido empresarial balear

Así lo explica un estudio de la Fundación Impulsa, que revela sin embargo que el archipiélago «se adentró en el nuevo escenario con una situación económico-financiera favorable»

La pandemia «ha amenazado con poner en peligro» el tejido empresarial balearB. Ramon

La pandemia causada por la covid-19 «ha amenazado con poner en peligro la viabilidad de muchas de las 100.022 unidades (empresas) que estaban activas en las islas a 1 de enero de 2020», según un estudio de la Fundación Impulsa Balears divulgado ayer.

Los resultados del estudio dirigido por el profesor Antoni Riera, indican que la pandemia ha impactado en «un contingente de proyectos, personas, capacidades y recursos organizados, mayoritariamente, en torno a estructuras de dimensión reducida –como son las microempresas (95,5%, 10 asalariados) y la pequeña-empresa (3,8%, 10-49 asalariados)– y, en una menor medida, de mediana (0,5%, 50-249 asalariados) y gran empresa (0,5%, >250 asalariados) –segmentos que, por su volumen, generan 4 de cada 10 puestos de trabajo de las islas (concretamente, un 41,5%).

El estudio revela que «la empresa balear se adentró en el nuevo escenario con una situación económico-financiera favorable, tanto en términos de rentabilidad como de sus líneas base de riesgo, a pesar de que a finales de 2019 se empezasen a observar algunos signos de relajación en los resultados, tanto en términos de facturación como de beneficios». En conjunto, las unidades activas del tejido no agrario de las islas cerraron sus últimas cuentas prepandemia con un retorno de la inversión del 12%, porcentaje inferior al registrado el ejercicio anterior (14,3%). Esta situación, precisa el informe, se explica por una moderación de la rentabilidad económica (6,7% contra 7,9%, 2018) a razón de la relajación de los márgenes empresariales (8,4% contra 9,9%, 2018) y la rotación del activo (-1%).

Buena salud financiera

Riera apunta en un resumen del informe, que, todo ello se produce en un contexto en el que, patrimonialmente, las empresas presentaban una autonomía financiera que mantenía, en términos relativos, el peso de los fondos propios sobre el pasivo (48,7% contra 49,1%, 2018) y una clara preferencia por las obligaciones financieras a largo plazo (23,4% contra 23,3%, 2018). De acuerdo con estos resultados, el tejido empresarial ha mostrado, según apunta Riera, «una capacidad financiera de partida nada despreciable para afrontar estos tiempos tan difíciles, si bien, una vez superada esta etapa, será necesario retomar las asignaturas pendientes en materia de productividad».

Estos resultados se presentaron ayer durante la asamblea general de la Asociación Balear de la Empresa Familiar (ABEF), en el transcurso de la cual, Riera moderó una mesa redonda que contó con la participación de Lina Mascaró, presidenta de la firma de calzado Mascaró, José G. Díaz Montañés, CEO de Artiem y María Cañellas, administradora de Construcciones Metálicas Cañellas.

La presidenta de la ABEF, Esther Vidal, declaró durante la asamblea que «sin duda Balears volverá a formar parte de la elite de los paraísos turísticos mundiales» y que «las empresas familiares saldrán adelante gracias a su fuerza, capacidad de resiliencia y compromiso por el largo plazo y legado». Ante un centenar de asistentes, Vidal recordó la caída «histórica» que sufrió el PIB balear en 2020 (23,7%), lo que ha derivado, dijo, «en mucho paro y, en definitiva, mucho tejido económico destruido».

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