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Más de 100 años del Ejército en Cabrera

Las Fuerzas Armadas han preservado el Parque Nacional de la presión turística, evitando la destrucción de su flora y fauna

Un destacamento del Ejército de Tierra con Cabrera de fondo. |

La primera Ley de Parques Nacionales, aprobada el 8 de diciembre de 1916 consiguió, con sus únicos tres artículos, que España fuera uno de los países pioneros en Europa al apostar por la protección de la naturaleza. Como consecuencia de una mayor conciencia medioambiental y el uso sostenible de los recursos naturales, desde 1975 hasta 2014 se aprobaron diversas normas fundamentales y leyes que contribuyeron a una mayor protección de nuestros espacios naturales de alto valor ecológico, estableciendo los criterios básicos para la salvaguarda y mejora de la Red de Parques Nacionales.

Dicha Red es un sistema integrado para la protección y gestión de una selección de las mejores muestras del Patrimonio Natural Español y consta de 15 espacios naturales de gran valor natural y cultural, con una flora y fauna singulares que se considera patrimonio natural español.

Las Fuerzas Armadas y en concreto el Ejército de Tierra, han mantenido durante los últimos veinte años una constante preocupación por asegurar una sostenibilidad medioambiental de todas las actividades derivadas de la vida, funcionamiento y preparación de sus Bases, Acuartelamientos y Establecimientos así como de sus Unidades, Centros y Organismos, preocupándose de que dicha sostenibilidad ambiental repercuta en la mejora de las condiciones ambientales, estableciendo la Directivas, Normas e Instrucciones necesarias para el correcto desempeño de esta función.

Cabrera es un ejemplo de equilibrio entre protección medioambiental y enclave militar

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Aunque la relación de las Fuerzas Armadas con el medio ambiente es poco conocida por gran parte de la sociedad, las actuaciones de las FAS en este campo engloban aspectos muy variados como la lucha contra la erosión de los terrenos en sus campos de tiro y maniobras; planes y acciones de conservación agroforestales, de reforestación y creación de sumideros de CO2; planes y acciones de conservación de la flora y la fauna; y planes y acciones de prevención de grandes catástrofes (incendios, inundaciones o terremotos), iniciativas transversales a la preocupación del Ministerio de Defensa por las energías renovables y alternativas, la reducción de los consumos de agua y de energía, la gestión de los residuos comunes y específicos, la reducción de vertidos (en tierra, mar o aire), la construcción y habitabilidad bioclimáticas y ecológicas, entre otros.

También debemos considerar la aportación de las Fuerzas Armadas en la defensa y conservación del medioambiente como parte de la gestión de su patrimonio inmobiliario, que ha permitido que valiosas zonas, desde el punto de vista medioambiental, hayan llegado al presente en unas excepcionales condiciones de conservación. Así, cabe mencionar: Cabañeros (Ciudad Real), Bárdenas Reales (Navarra), San Gregorio (Zaragoza) o el Palancar (Madrid). También debemos considerar algunas islas y peñones como las islas Chafarinas, Alborán, los peñones de Vélez y Alhucemas o el caso que nos ocupa que es el archipiélago de Cabrera.

Conservación de los hábitats

No cabe ninguna duda de que el uso militar del Archipiélago de Cabrera ha contribuido a que la actividad humana no haya alterado esta zona de alto valor natural, y que haya llegado hasta nuestros días preservado en toda su riqueza medioambiental, manteniendo un alto grado de conservación de los hábitats, tanto terrestres como marinos, permitiendo que fuese declarado en 1991 el primer Parque Nacional Marítimo-Terrestre de la Red de Parques Nacionales que antes hemos mencionado.

El compromiso actual del Ministerio de Defensa con la conservación y mejora del medio ambiente constituye uno de sus pilares básicos en la toma de decisiones. Pero este interés no es nuevo, ya en el siglo XIX se promulga el Real Decreto de 18 de febrero de 1891 que aprobaba el Reglamento de grandes maniobras y de ejercicios preparatorios para las mismas, y en el cual se recogían disposiciones para evitar molestias a la población civil, así como los criterios generales para salvaguardar la flora y la fauna y procurar que no se produjeran incendios. Como curiosidad podemos destacar que en su capítulo sobre marchas indicaba que se tenía que tener especial cuidado en no invadir terrenos cercados, posesiones, huertas y sembrados en donde se puedan causar perjuicios a los dueños (art. 122) o cuando hace referencia a los vivacs donde determina el número de hogueras, distancia entre las mismas y diámetro para evitar incendios forestales (art.36). Es evidente que constituyó una normativa pionera en relación con este tema entre las administraciones públicas.

Tres buzos de las Fuerzas Armadas limpian de residuos el fondo marino de Cabrera. |

La política medioambiental de Defensa se basa en el concepto de desarrollo sostenible y pretende hacer compatible la misión atribuida en la legislación vigente a las Fuerzas Armadas con la conservación del medio natural.

En esta línea, el Ministerio de Defensa ha desarrollado diversas directivas, algunas de las cuales en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente que definen y detallan la política medioambiental de dicho Ministerio, dirigidas a alcanzar los objetivos e intenciones de la legislación vigente, en la conservación, protección, mejora y recuperación de las condiciones medioambientales. En las Illes Balears tenemos un ejemplo claro de la eficacia de ese compromiso de las Fuerzas Armadas con el medio ambiente en el Archipiélago de Cabrera.

La situación geográfica y las características de la bahía de Cabrera la convierten en uno de los mejores puertos naturales del Mediterráneo, lo que ha contribuido a que haya sido frecuentada por los pueblos que dominaban la navegación. Fenicios, cartagineses, romanos y bizantinos buscaron, recalando en esas costas, refugio, alimentos y agua dulce.

Más de 100 años del Ejército en Cabrera

La historia militar de Cabrera se remonta a varios siglos atrás, con diversos sucesos que hablan de contiendas y batallas. Sin embargo, es sin duda la construcción del castillo de Cabrera, en el siglo XIV, edificado para proteger la isla de los ataques de los piratas berberiscos, lo que pone de relieve el pasado militar de la isla, lo que contribuía a que cuando los vigías oteaban desde la torre un barco pirata, lo comunicaban con señales de fuego a las atalayas del sur de Mallorca, y de allí al resto de la isla, protegiéndola del ataque de los mismos.

Sin adentrarnos en la historia de la isla, por otra parte apasionante al contarnos historias de dominaciones, piratas, la odisea de los prisioneros franceses, submarinos y anécdotas diversas y centrándonos en los tiempos actuales, a lo largo del siglo XX se producen algunos cambios en Cabrera. A principios de este siglo la isla mayor de Cabrera era una propiedad privada de la familia Feliu. En 1916, durante la primera guerra mundial, como respuesta a la reiterada violación de navíos de las potencias beligerantes que ponen en peligro la neutralidad y la seguridad nacional, la isla pasa a custodia del Estado por intereses de la Defensa Nacional, y se establece una pequeña guarnición militar de unos treinta hombres, pasando los terrenos a formar parte del dominio público, afectos al Ministerio de Defensa.

Maniobras hasta 1986

Hasta el año 1986, el Ejército, con la intención de evitar molestias en territorios habitados de Balears, realizaba ejercicios y maniobras militares una o dos veces al año en el archipiélago de Cabrera siempre minimizando al máximo el impacto ambiental en su ecosistema. No obstante, la realización de dichos ejercicios y maniobras fue el motivo de una serie de protestas durante los años 80 realizadas por grupos ecologistas locales, lo que constituyó el origen de la drástica disminución de las actividades militares en el archipiélago, limitándolas casi a una presencia testimonial que estaría regulada en la futura normativa del Parque.

Desde ese momento, comienzan los primeros intentos para la declaración del archipiélago de Cabrera como primer Parque Nacional Marítimo-Terrestre de la Red Estatal. Hecho que se produciría con la publicación de la Ley 14/1991, de 29 de abril de 1991. Dicha Ley recoge que la declaración del archipiélago de Cabrera como Parque Nacional Marítimo-Terrestre «será compatible en todo momento con su naturaleza jurídica de dominio público, afecto a la Defensa Nacional». Igualmente, recoge que «las actuaciones de adiestramiento que se deriven de dicha afectación tendrán lugar en las modalidades y con las limitaciones que se establezcan en el Plan Especial que a estos efectos se redacte, una vez elaborado el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional».

En septiembre de 2000 el Ejército retira el destacamento militar que guarnecía de forma permanente la isla, activando dos años después un nuevo sistema de presencia, destacando de forma discontinua con un grupo reducido de personal militar.

El Ejército de Tierra procura hoy en día alcanzar una máxima operatividad militar en la isla sin aumentar por ello la contaminación

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Es en ese momento en el que se firmó el Convenio de Colaboración entre los Ministerios de Defensa y Medioambiente para el «uso de Instalaciones Militares por el Parque», por el que una parte importante de la antigua infraestructura militar existente en Cabrera se cede para el uso exclusivo civil del Parque Natural, manteniéndose otras edificaciones de uso habitual para la Administración del Parque Nacional en uso compartido y reservándose Defensa tan solo aquellas instalaciones que ocuparía la Guardia Civil y, en caso de necesidad de la Defensa Nacional, permitirían la vida de la Unidad que se desplegaría en dicha ubicación.

El acuerdo entre el Ministerio de Defensa y Balears queda reflejado en la composición del Patronato del Parque de Cabrera, órgano que vela por el cumplimiento de las normas que regulan el Parque, donde el Ministerio de Defensa tiene a dos representantes siendo además el Jefe del Estado Mayor de la Comandancia General de Balears, Director Adjunto.

En 2004, el Tribunal Constitucional declara que la gestión ordinaria y habitual de los Parques Nacionales debe ser competencia de las Comunidades Autónomas, en consecuencia, el Estado transfirió a la Comunidad Autonómica de les Illes Balears la gestión en exclusividad del Parque Nacional de Cabrera, haciéndose efectiva dicha transferencia el 1 de julio del mismo año, asumiendo la CAIB los compromisos establecidos en los Convenios en vigor.

El Plan Especial que regula las actividades militares en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de Cabrera fue aprobado por el Patronato del Parque Nacional el 18 de Marzo de 2011. En dicho documento, se establece que todas las actividades militares relacionadas con el adiestramiento a realizar en la zona estarán subordinadas a los objetivos, criterios de gestión y limitaciones establecidos por el Parque y serán compatibles con la conservación del ecosistema, estableciéndose de forma normativa lo que ya desde más de 10 años antes era la manera de proceder de los Ejércitos en Cabrera.

Una vez determinado el interés de las Fuerzas Armadas en la conservación de la naturaleza, su compromiso con el medio ambiente y el paso del Archipiélago de Cabrera de enclave militar de importancia trascendental a Parque Nacional, centrémonos en el beneficio que ha aportado el que dicho Archipiélago permaneciera afecto al Ministerio de Defensa.

Más de 100 años del Ejército en Cabrera

Las Unidades de la Comandancia General de Balears en el Archipiélago de Cabrera además de las propiamente militares, tienen también la misión de apoyar con sus capacidades a las autoridades civiles cuando así se le soliciten.

En este sentido, dentro del Plan Vigilante Balear, puesto en marcha en 2016 por el Ejército de Tierra en Balears, se participa anualmente en una serie de actividades de conservación y protección del medio natural en beneficio del Parque Nacional de Cabrera.

La definición de las fuerzas militares, de las actividades militares autorizadas, de las limitaciones y prohibiciones, así como las normas de coordinación, garantizan, de acuerdo con el mandato legal, la compatibilidad de tales actividades militares con los superiores objetivos de conservación del Parque Nacional.

Preservación del medio ambiente

Asimismo dentro del Plan Vigilante Balear en el que se realizan acciones de presencia militar en las islas, con la finalidad de preservación del medio ambiente para incremento de la visibilidad y cooperación del Ejército con las Autoridades y Organismos responsables en las islas, la Comandancia General de Balears mantiene un destacamento militar en la isla de Cabrera para garantizar la misión genérica de las Fuerzas Armadas y ejercer el control y mantenimiento de instalaciones y preservación del medio ambiente.

Dentro del Plan de Usos Militares que regula las actividades que se pueden realizar en el Parque Nacional podemos destacar que todas las actividades que se realicen en situación de normalidad estarán subordinadas a los objetivos y criterios de gestión establecidos en el Plan Regulador de Uso y Gestión de Cabrera (PRUG).

Gracias a esa implicación, en 2006 la Comandancia General de Balears, que por aquel entonces tenía asignadas las competencias de la Inspección General del Ejército en el Archipiélago, fue la primera unidad española en conseguir el certificado de Gestión Ambiental en aplicación de la Norma UNE-EN ISO 14001:2004, nº registro ES06/3268 para un Sistema de Gestión Ambiental Conjunto formado por seis instalaciones, entre las que se encontraban dos Campos de Maniobras, situados en la isla de Mallorca, el de Cabo Pinar (Alcúdia) y el anejo a la Base General Asensio, hoy Jaime II (Palma). Posteriormente, el Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera obtuvo en 2008 dicha certificación, siendo el primer espacio natural protegido de Balears en disponer de un Sistema de Gestión Ambiental implantado y certificado de acuerdo con la citada ISO 14001.

Más de 100 años del Ejército en Cabrera

En reconocimiento a su labor y esfuerzo, la Comandancia General de Balears fue galardonada con el Premio Onda Cero Mallorca 2014 en la categoría de medioambiente, por su papel en la protección de enclaves naturales de Balears de alto valor ecológico.

El archipiélago de Cabrera supone un ejemplo de equilibrio entre protección medioambiental y enclave militar. Las Fuerzas Armadas españolas han asumido, como un objetivo más dentro de sus misiones, la concienciación en la protección del medio ambiente. La presencia continuada del Ejército de Tierra en Cabrera durante el último siglo ha preservado los hábitats, tanto terrestres como marinos, de la presión turística, evitando la contaminación del suelo y aguas, así como la destrucción de su flora y fauna, haciéndonos llegar hasta el presente un singular ejemplo a nivel nacional, e incluso internacional, de cómo la presencia y la aplicación de la gestión medioambiental de Defensa contribuye a evitar la degradación de tan valiosos parajes que ya en los años 60 estaban en el objetivo de especulaciones urbanísticas, tal como señalaba Vicente Rosselló Verger en su obra Mallorca. El Sur y Sureste publicada por la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Palma en 1964: «Las posibilidades turísticas y el decreciente valor militar de la isla (Cabrera) despertaron de nuevo y a la inversa la cuestión: la posibilidad de enajenación por el Estado. Se han hecho intentos por parte de una fuerte asociación hotelera y más recientemente en 1960 por una agencia internacional de viajes. Los ambiciosos proyectos de residencia de lujo y hoteles para yachting de categoría se encuentran ahora detenidos por falta de agua (se habló incluso de prospecciones)».

Flora y fauna de la isla

Las consecuencias de haber evitado la urbanización de Cabrera se ven reflejadas en la importancia biológica de su flora y fauna, muy poco degradada por la mano del hombre, entre las que destacan la abundancia de pinos en la zona norte y de garriga en el resto de la isla, donde abundan sivinas, llentiscle, ullastre o romaní.

En cuanto a aves encontramos un reducto ornitológico de una importancia y valor únicos, donde especies como la pardela cenicienta efectúan en la isla de Cabrera su reproducción, los cormoranes (corb marí) mantienen una de las mayores concentraciones de Balears, en cuanto a rapaces encontramos águilas pescadoras, halcones comunes o halcón de Eleonor. Pero si hay un animal característico de Cabrera son las lagartijas, con subespecies que no se hallan en ningún otro lugar del mundo. Además, si hay una noticia que alegra especialmente a todos los amantes de la fauna marina es la aparición de ejemplares vivos de nacra en aguas de Cabrera, especie única en el mediterráneo que vive en las praderas de posidonia.

Más de 100 años del Ejército en Cabrera

Más de 100 años del Ejército en Cabrera

La presencia militar en Cabrera ha pasado de rotaciones mensuales de nivel sección a una rotación semanal, con menor número de personal entre aquel destinado en la Comandancia General de Balears. Pero quien siempre ha estado presente en la isla es Cati Vidal Vicens, quien después de 20 días de haber venido a este mundo fue a vivir a Cabrera, ya que su padre trabajaba para el Ministerio de Defensa en la isla como panadero-leñador, conocido por todos como «el payés» de Cabrera pero especialmente por sus creaciones culinarias y pasteleras que hacían las delicias de cuantos estaban destacados en la isla. Hoy es su hija Cati, después de que en 2007 su padre se jubilara, quien es la «guardesa» de la isla, encargándose entre otras muchas funciones de las instalaciones no cedidas y siendo el enlace de Defensa con el personal que trabaja en la isla. Su conocimiento de la isla y apoyo durante la estancia de nuestro personal, la hace acreedora del aprecio de todo el personal de la Comandancia.

Actualmente el personal destacado, además del programa específico de instrucción y educación física, mantiene una continua colaboración con el personal del Parque contribuyendo al desarrollo de diferentes programas como el desbroce para la prevención de incendios, recogida de residuos y escombros que en 2020 llegaron hasta los 141 kilos, la eliminación de flora alóctona invasora, recuperación del paisaje agrícola, control de roedores, limpieza de fondos marinos donde se han llegado a sacar más de 50 kilos de residuos, tareas de potabilización (cloración), programa de conservación de patrimonio y elementos etnológicos, instalaciones de comunicaciones, acondicionamiento de edificios, elaboración de biomasa o el mantenimiento de infraestructuras y equipamientos.

En el último año han colaborado también con el destacamento de la Guardia Civil, y Salvamento Marítimo en ayuda humanitaria a los inmigrantes que han llegado en pateras hasta la isla.

Podemos concluir que las Fuerzas Armadas procuran hoy en día alcanzar una plena operatividad sostenible, es decir el logro de una máxima operatividad militar sin que ello signifique ni mayores consumos energéticos, ni el aumento de la contaminación o los residuos. Tal desafío, por ambicioso que pueda parecer, se está alcanzando, y el mejor ejemplo lo encontramos en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de Cabrera.

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