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El Mediterráneo: la cuna del atún rojo

El golfo de Valencia y las Baleares están justo en el centro de la ruta migratoria que los túnidos recorren para desovar

Imagen de la almadraba en Mazarrón

Es uno de los peces más preciados, para muchos el rey. El atún rojo es una verdadera joya del mar pero la recuperación de la población de esta especie en los últimos años en el Mediterráneo ha puesto en jaque a muchos pescadores valencianos. Durante años las poblaciones de este pez se había reducido drásticamente hasta dejarlo al borde de la desaparición, como ya sucedió en las costas orientales del Mediterráneo y el Mar Negro. Ahora, tras más de 15 años desde la puesta en marcha del plan de recuperación del ICCAT, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, los grandes bancos de atunes han vuelto y existe un control férreo sobre su pesca para evitar que se diezme la población y poder garantizar su supervivencia. 

     Aunque muchos lo consideran una especie invasora, lo cierto es que el atún rojo habitaba el Mediterráneo mucho antes de que lo hicieran los pescadores. Es su hábitat natural, como lo es el océano Atlántico. De hecho el Mediterráneo es, junto con el Golfo de México, el lugar en el que esta especie, que puede llegar a medir hasta 3 metros de largo y 700 kg de peso, desova. La aguas más cálidas que las del Atlántico son el lugar elegido desde hace siglos para reproducirse. Al igual que otros muchos animales, el atún rojo regresa al lugar donde nació. Esta conducta de retorno al lugar de nacimiento y fidelidad a la zona de reproducción tanto en el mar Mediterráneo como en el golfo de México es la causa principal que mueve a las poblaciones de atún a migrar todos los años a través del Estrecho de Gibraltar.

Ejemplares de atún rojo en el Mediterráneo

Cuando empieza la época de reproducción, los adultos siempre vuelven a las aguas donde nacieron. Los adultos nacidos en el golfo de México migran a esta zona en primavera para desovar entre los meses de abril y mayo, mientras que los adultos nacidos en aquí, el mar Mediterráneo, vuelven cuando alcanzan su madurez, a finales de primavera, para desovar en junio y julio en las zonas occidentales y centrales. 

Artes de pesca milenarios

Desde la antigüedad, los caminos del atún rojo y de los hombre se han entrecruzado. Muy pronto, los fenicios y los romanos fueron conscientes de la riqueza de las aguas que separan la península de la Baleares y del mar de Alborán. Explotaron la pesca del atún rojo para aprovechar su carne, a modo de salazones. Con sus vísceras se preparaba el garum, una salsa muy cotizada en la épica y que se conservaba y exportaba en ánforas. Las técnicas de pesca de estos enormes peces comenzaron a aprovechar su conducta migratoria y apareció la almadraba. Es una técnica prerromana que consiste en instalar un laberinto de redes en el paso de los atunes cerca de la costa. Las almadrabas más importantes se dieron en el golfo de Cádiz y cerca del estrecho pero también se han venido utilizando en varios puntos de la provincia de Alicante, como en Dénia, Xàbia, Benidorm, la Vilajoiosa, así como en las islas Baleares.

La historia del atún rojo forma parte de la historia del Mediterráneo. La condición de súper predador de este túnido y en consecuencia su lento crecimiento hacen que sea una especie vulnerable a la sobreexplotación pesquera. 

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