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Juicio a la cúpula de Sa Nostra: Pere Batle defiende la operación de Son Bordoy

El exdirector general de Sa Nostra rechaza una mala gestión en el préstamo a Martín Gual

Juicio a la cúpula de Sa Nostra

Pere Batle, el histórico director general de Sa Nostra, negó ayer que dirigiera una maniobra irregular que llevara a la entidad a la quiebra. Al revés, sostuvo que si en la actualidad se le volviera a plantear la posibilidad, volvería a actuar de la misma manera, con el único objetivo de que la caja de ahorros ganara dinero. 

El exdirector general, jubilado desde el año 2009, afronta desde ayer un primer juicio por un presunto delito económico, que se celebra ante un tribunal de la Audiencia Nacional. Batle comparte banquillo con otros dos exdirectivos del banco. Se trata de Pau Dolç, también exdirector general, y Rafel Oliver, máximo responsable de la sociedad Invernostra, empresa vinculada a la caja de ahorros. El cuarto acusado es un ejecutivo de la empresa del difundo empresario Martín Gual

El juicio pivota sobre un préstamo concedido a Gual, de unos 70 millones de euros, para financiar la compra de los solares Son Bordoy, Morlà y Son Bordanet, en el Molinar. Estos solares pertenecían a dos empresas, Fbex y grupo Ibercom, con graves dificultades económicas, que habían obtenido préstamos con Sa Nostra. 

En el año 2008, según Batle, en plena crisis económica, con el objetivo de no perder estos solares, la propia caja de ahorros impulsó la posibilidad de que Martín Gual asumiera la compra de estos terrenos. El ejecutivo bancario destacó «la gran profesionalidad del constructor» y resaltó que había sido un histórico cliente, al que habían financiado la construcción de 4.000 pisos. La fiscalía, la Abogacía del Estado y Bankia (que absorbió a Sa Nostra) mantienen que esta operación, que representó una inversión de unos 70 millones de euros, se realizó en contra del criterio de los auditores, que aconsejaban actuar con prudencia con las empresas participada, que se gestionaban a través de Invernostra. Unos mismos informes que también incidían en la delicada situación económica de las empresas de Martín Gual, salpicadas por la crisis del ladrillo, poniendo en duda su capacidad para devolver el préstamo.

Batle sostiene que se financió la compra porque el solar se iba a convertir en terreno urbanizable

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Sin embargo, Batle no coincide con esta valoración de los hechos. Defendió el préstamo, fruto de una visión mucho más global de la operación, dado que existía el proyecto de que estos terrenos del Molinar, en ese momento rústicos, se beneficiaran de un cambio urbanístico y se convirtieran en urbanos. De hecho, el exdirector general insistió en que «se trataba del mejor solar de Palma», dado que este cambio de calificación urbana se aprobó y se podían construir 750 viviendas, aunque este proyecto nunca se ha realizado. 

El exdirector general detalló que inicialmente Gual no quería implicarse en la operación, porque estaba a punto de jubilarse. Sin embargo, después aceptó el reto, con la única condición de que se le liberara de las otras empresas, y por tanto de los préstamos, con los que realizaba otros proyectos. Batle consideró que la condición era adecuada y por tanto Invernostra se hizo con el control de estos otros proyectos.

Alto valor de los pisos

A preguntas de la fiscalía, Pere Batle insistió muchas veces en que siempre tuvo la convicción de que esta operación financiera se tenía que realizar, entre otras cosas porque en ese momento los pisos tenían un precio muy elevado y había una cola de 4.000 familias dispuestas a comprar viviendas como las que se pretendía construir en Son Bordoy. Por tanto, el beneficio del negocio podía ser muy elevado. 

Negó también que la entidad se hubiera despreocupado del control económico de la operación inmobiliaria y no dio demasiada importancia al hecho de que Martín Gual, en un momento determinado, utilizara parte del dinero para dedicarlo a otros negocios suyos. 

Batle, en contra de lo que opinan las acusaciones, niega también que esta operación con Martín Gual tenía como objetivo salvar a las otras empresas a las que se les compró los terrenos de la quiebra. Y sobre ello insistió en su declaración de que la intervención de Gual lo que se logró fue mejorar la gestión de la operación, dado que «existía una expectativa de cambio urbanístico y muchas posibilidades de poder urbanizar el terreno». Justificó también que no se realizara una valoración del precio del solar, porque estaba seguro que tenía un alto precio, superior al préstamo concedido, por sus posibilidades urbanísticas. «Los terrenos pasaron de un grupo con dificultades económicas a un especialista en gestión inmobiliaria, como Martín Gual», señaló el exdirector general.

También quiso que al tribunal le quedara claro que en esta operación no solo aportó dinero de Sa Nostra, sino que Martín Gual también invirtió de su propio patrimonio diez millones de euros. Con el dinero del banco lo que se hizo fue subrogar los préstamos que arrastraban las dos empresas propietarias de los solares. «La principal garantía de la operación era la profesionalidad de Gual», afirmó Batle, que aseguró que el empresario consiguió el objetivo que se le encomendó, que era lograr el cambio urbanístico de los terrenos. 

También quiso dejar muy claro Batle, a preguntas de su abogado, que nunca tomó una decisión de forma individual, sino que se adoptaron con la aprobación del Consejo de Administración de Sa Nostra. Explicó que esta operación no le ha supuesto ningún beneficio económico personal y aseguró que tampoco Gual ganó dinero con esta compra. Y lamentó que el Sareb se haya adjudicado por unos 15 millones de euros, unos terrenos que valían «unos 80 millones».

Cabe recordar que los tres directivos bancarios se enfrentan a una petición de 4 años de prisión. Además, se les reclama millonarias indemnizaciones, que alcanzan los 125 millones de euros que reclama Bankia. El juicio continuará hoy. 

Ayer solo declaró Batle y hoy lo harán el resto de los otros tres acusados. 

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