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Crioablación: Frío extremo para curar tumores

La técnica se puede aplicar también para mitigar las molestias e incluso sanar cánceres que se hayan diseminado de forma localizada

Los radiólogos Muntaner y Britel, en plena intervención. HUSE

«Esta terapia está indicada para tumores que se comportan de una manera muy agresiva localmente, pero que son cánceres benignos que se desarrollan sin metástasis», comienza el doctor Llorenç Muntaner, radiólogo intervencionista de Son Espases especializado en tumores musculoesqueléticos.

Este especialista intervino, junto a su compañero el doctor Reda Britel, u n tumor de estas características el pasado 27 de enero con una nueva terapia no usada antes en esta comunidad: la crioablación.

Estos tumores, explica el facultativo, se comportan de manera muy agresiva y no responden a los tratamientos convencionales de radio o quimioterapia ni son susceptibles de ser operados. «Estaba creciendo y se dirigía a importantes vasos vasculares y nervios de la pierna comprometiendo el mantenimiento de la extremidad», detalla Muntaner revelando que, hasta la aparición de la crioablación, un desenlace habitual para estos tumores era la amputación de la pierna.

Al paciente se le introdujeron hasta 8 sondas para congelar el tumor. HUSE

La operación consistió en introducir ocho sondas que, guiadas por la imagen de un TAC, se introdujeron justo en el medio del tumor que, en este caso concreto, estaba ubicado en el muslo del paciente y ya había alcanzado las dimensiones «de una naranja grande. Y seguía creciendo», añade. Esas sondas son enfriadas y generan un hielo que invade y ha de englobar toda la estructura del tumor en una intervención guiada por la imagen (TAC) y que el especialista no dudó en calificas como una operación «muy artesanal. En este caso, el hielo que recubría el tumor tenía forma ovoide porque de lo que se trata es de conseguir un cubito que contenga completamente todo el tumor, que lo englobe. Hacerle un traje a medida», continúa.

Imagen en tres dimensiones del fémur, en primer plano, tras el que se observan las sondas actuando sobre el tumor.

Imagen en tres dimensiones del fémur, en primer plano, tras el que se observan las sondas actuando sobre el tumor. HUSE

«Cuando conseguimos congelar el tumor, acabamos con las proteínas de las células tumorales. Matamos el tumor sin matar al paciente», explica llanamente el radiólogo intervencionista revelando que la utilización de tantas sondas obedece a la necesidad de cerciorarse de que solo se está congelando el tumor y no otra parte de la zona a tratar «para evitar destruir alguna célula que no se debería eliminar». De ahí el uso de ocho sondas, para cubrir el tumor al completo sin daños colaterales. 

«Al paciente se le aplicaron dos ciclos de congelación de diez minutos cada uno con un intervalo de descanso. Y en tan solo media hora el tumor estaba muerto. Y al día siguiente, al paciente se le dio el alta», revela Muntaner reiterando que una de las principales características que adornan a estos tumores son su rebeldía.

En esta imagen del TAC se aprecia el fémur, con reborde blanco, e inmediatamente debajo el tumor musculoesquelético con puntos blancos de las sondas.

Tumores rebeldes

«La cirugía no es viable con ellos y si los intentas operar cuando tienen unos cinco centímetros, probablemente crecerán hasta los diez. La radio y la quimio tampoco son definitivas y, en el caso que nos ocupa, un paciente de 50 años con un tumor en medio del muslo, iba directamente hacia la amputación. Antes de verano el tumor habría alcanzado los vasos sanguíneos», revela. La operación requirió anestesia general ya que someter cualquier parte del cuerpo a temperaturas de entre 40 y 80 grados bajo cero es doloroso, admiten los especialistas.

El doctor Muntaner estima que, en el plazo de unos dos años, podrán usar esta crioablación con entre 10 y 20 pacientes al año. Una técnica con la que a día de hoy, además de Son Espases, solo han trabajado hospitales de Madrid y el centro barcelonés de Bellvitge.

Porque, tal y como añade el doctor Britel, esta terapia es también aplicable a pacientes con metástasis dolorosas, para mitigar el malestar e intentar curar la diseminación cancerígena. «Pero sería únicamente para casos de metástasis muy localizadas y en los que los porcentajes de éxito de esta intervención son muy elevados, de en torno al 80% o el 90% de los casos», añade el radiólogo.

Ya por último, ambos especialistas subrayan la última ventaja de la crioablación, su bajo coste. Es hasta un 50% más barata que los tratamientos convencionales contra el cáncer.

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