El primer mercado de productos artesanales de la Serra, la coincidencia del fin de semana con el festivo del Día de les Illes Balears (1 de marzo) y el cierre generalizado de bares, restaurantes y grandes superficies provocaron ayer que Lluc se viera desbordado por la cantidad de personas que se desplazaron a la zona.

Desde primeras horas de la mañana, las zonas de acampada de sa Font Coberta, es Pixarells y Marjanor tenían su aforo máximo adaptado a las medidas de seguridad derivadas de la emergencia sanitaria al completo y todos los merenderos de la zona ya estaban reservados. Muchos de los grupos acampados estaban formados por persona no convivientes. Durante el primer servicio de desayunos en la hospedería de Lluc se formaron largas colas de más de 40 personas, sin respetar las distancias de seguridad. 

La gran cantidad de gente que se desplazó al Santuario de Lluc llenó el parking, teniendo que derivar la larga cola de vehículos que querían aparcar al campo de fútbol, que se completó al mediodía. 

El mercado artesanal incluía más de una veintena de expositores, cuyos responsables sí siguieron todo el protocolo sanitario. 

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Lluc, al límite de su capacidad Gabi Rodas

En algunos momentos del sábado el puesto de venta de buñuelos ubicado en el santuario también registró largas colas sin respetar distancias de seguridad. 

El colapso se extendió también tanto a los alrededores del embalse del Gorg Blau como el de Cúber. Imposible encontrar una zona para aparcar, coches estacionados en doble fila y en los arcenes de la carretera.

 Las aglomeraciones en algunos de los parajes más bonitos de Mallorca son un fenómeno que cada vez se produce más frecuentemente por las restricciones derivadas por la covid.

El pasado 17 de enero el acceso al Salt des Freu tuvo que ser cortado por la cantidad de visitantes que querían ver el torrente y sus saltos de agua. El ayuntamiento de Bunyola pidió ayuda institucional contra los problemas de saturación que afectan a la zona. 

Las nevadas en Mallorca del primer fin de semana de enero también causaron aglomeraciones en la Serra de Tramuntana. Cientos de vehículos se desplazaron para ver la nieve, provocando largas colas y nervios entre los conductores por culpa de coches aparcados hasta en tercera fila y otros incapaces de volver a la carretera por las heladas.