El Govern ha decidido cerrar durante 14 días los bares, restaurantes, grandes superficies comerciales, gimnasios y spas de Mallorca a partir del próximo martes, una medida que se reconoce como «durísima» pero que se adopta como un nuevo intento para intentar frenar una ola de contagios que se ha desbocado en la isla y que se mantiene en una situación calificada de «riesgo extremo».

Las excepciones van a ser muy reducidas: las grandes superficies solo podrán mantener la actividad en los puntos donde se comercialicen productos básicos, como alimentos, material de limpieza o parafarmacia, mientras que la restauración se deberá limitar a servir pedidos a domicilio o para recogida, pero deberá cerrar incluso las terrazas. La percepción de que la pandemia se ha desbocado explica que incluso las grandes organizaciones empresariales expresaran ayer su apoyo a estas medidas, aunque reivindicando ayudas a los sectores más afectados.

Estas nuevas restricciones se aprobarán en el Consell de Govern que se va a celebrar el próximo lunes para que entren en vigor la jornada siguiente, 12 de enero, y se mantendrán de momento hasta el día 26. Para comunicarlas se convocaron ayer en un primer momento reuniones con las patronales sectoriales más afectadas, como comercio y restauración, para a continuación celebrar una nueva Mesa del Diálogo Social a la que asistieron la presidenta Francina Armengol, varios consellers, los presidentes de las patronales CAEB y PIMEB, y los secretarios generales de UGT y CCOO en las islas. En este encuentro se comunicaron las iniciativas que se van a poner en marcha.

Evitar aglomeraciones

El endurecimiento de las restricciones fue justificado por las conselleras portavoz y de Salud, Pilar Costa y Patricia Gómez respectivamente, alegando la necesidad de evitar aglomeraciones o situaciones en las que no se respeten de manera correcta las normas. En ese sentido, se recordó que en la restauración se hace necesario quitarse la mascarilla para consumir comidas y bebidas. Pero se insistió en que no se está responsabilizando a ningún sector concreto, sino que solo se busca frenar la transmisión.

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La primera consiste en el cierre de las grandes superficies comerciales (las que superen los 700 metros cuadrados), a las que solo se les permitirá mantener abiertos los puntos de adquisición de productos básicos, como son las zonas de supermercados. El impacto de esta decisión es especialmente duro para estas grandes firmas si se tiene en cuenta además que se incorporaron a la campaña de rebajas el pasado día 7. Su cierre supone que solo el pequeño comercio, para el que se mantienen la obligación de cerrar a las 20 horas y limitar su aforo a un 30%, podrá desarrollar estas ventas con descuentos durante las dos próximas semanas.

En el caso de bares, restaurantes y cafeterías, solo se podrá servir comida a domicilio y entregar pedidos para llevar. También se prohíbe la presencia de público en cualquier acto de carácter deportivo y se mantienen el resto de restricciones que ya estaban en vigor en el resto de sectores económicos.