¿Por qué son tan importantes para la comunidad científica los islotes? La pregunta la responde Joan Mayol, uno de los biólogos más respetados de esta comunidad autónoma e impulsor del recientemente publicado por la conselleria de Medi Ambient i Territori (CMAT) Atlas de las pequeñas islas y los islotes de las Illes Balears.

«Los islotes albergan una gran cantidad de especies y cada uno de ellos tiene algún animal que no puede volar y que ha evolucionado de manera diferente de acuerdo a las condiciones particulares de cada islote», explica este biólogo jubilado que recuerda que estas formaciones rocosas que emergen del mar tienen entre diez mil y quince mil años de edad.

«De ahí, su importancia, cada islote es como un laboratorio de una evolución distinta que ha venido marcada por sus condiciones particulares», reitera este experto.

Es Vedrà.

Mayol admite que hoy en día estos islotes no mantienen apenas contacto con el ser humano a diferencia de antaño cuando se utilizaban para dejar ganado o en muchos de ellos estaba instalado un faro que requería de la presencia de un farero e incluso de su familia. «Ya no hay actividad económica en ellos por lo que la presencia humana es esporádica y gracias a esto se han convertido en los últimos reductos intactos de la naturaleza intactos».

Otra espectacular imagen, en esta ocasión captada en un plano picado desde la cima de es Vedrà, el islote más conocido de todo Balears.

Y es que la riqueza de los ecosistemas se mide por su contacto con otros ecosistemas. Y los islotes lo tienen, y mucho, con el mar, subraya Mayol.

De ahí la importancia del Atlas de las pequeñas islas y los islotes de las Illes Balears, una ambiciosa obra de la que tan solo se han editado trescientos ejemplares en un formato de gran calidad y en la que han participado más de 50 autores, entre los que destacan Enric Ballesteros, Guillem Xavier Pons y Gabriel Bibiloni, todos ellos coordinados por Mayol, que destaca que se trata de «un atlas de difusión del conocimiento que no solo describe los ecosistemas presentes en los islotes sino que también proporciona una amplia información cartográfica».

El biólogo destacó asimismo la tarea del Servei d’Informació Territorial de las Illes Balears (SITIBSA).

El archipiélago de Cabrera y el sur de Mallorca albergan un total de 28 islotes, entre ellos el muy conocido de Na Guardis situado muy próximo a la Colònia de Sant Jordi.

Preguntado sobre qué criterios se han seguido para elegir estos 149 illots diseminados por todo el archipiélago, Mayol matiza que se trata de ítems convencionales no de una definición objetiva.

Islotes, no escollos

Así, deben tener una extensión menor a la de Cabrera, albergar alguna especie vegetal y terrestre en su superficie, «ya que si no crece nada sobre ellos se trataría de un escollo, no de un islote», precisa el biólogo, y tener una separación mínima de cinco metros frente a la costa.

Sargantana azulada de es Vedrà.

Coincide Mayol con el conseller Mir en que es necesario crear una figura jurídica para proteger mejor a los illots de Balears pero con un matiz, que debe hacerse casi con cada uno de ellos una especie de protección hecha a medida, como un traje. «No es lo mismo proteger la isla del Rey de Maó que ha tenido una larga interactuación con el ser humano que un islote virgen», argumenta.

También subraya el biólogo que estos islotes son los sistemas más sensibles al cambio climático y lo explica con un ejemplo muy claro: «Los temporales, las grandes olas, muchas veces producidos a consecuencia del cambio climático, pueden incrementar el depósito de restos salinos en su superficie y provocar que desaparezca una planta. De la misma manera una variación de un centímetro en el nivel del mar puede provocar en ellos efectos más desastrosos que en la costa».

Noneta (paíño) criando en el islote de s’Espartar.

La fauna más habitual en estos islotes son las colonias de aves marinas, señala Mayol que no quiere olvidarse de las sargantanas autóctonas, de unos coleópteros (escarabajos) no voladores y de «un género de caracoles muy pequeñitos».

Estos animales, por su dificultad para colonizar nuevos lugares, se han visto obligados a residir de forma permanente en estos territorios evolucionando de manera independiente y generando grupos de organismos adaptados a las duras condiciones de vida de los islotes.

Especie única en el mundo

En relación a la flora, el experto apela a la generalidad para decir que todas ellas son especies muy adaptadas a la obligada exposición a condiciones de salinidad muy elevadas. Y señala a la lletrera de ses Margalides como una especie única en el mundo que solo podía encontrarse en este islote ibicenco y que gracias a la labor de la conselleria de Medio Ambiente ahora también se halla en la cercana isla Murada.

La famosa camamil·la autóctona de es Vedrà.

Por todos estos motivos, la edición de este Atlas de las pequeñas islas e islotes de Balears pone a disposición de los ciudadanos de las islas «la mejor información posible sobre el magnífico entorno natural del archipiélago», se ha destacado desde la conselleria de Medi Ambient i Territori.

La edición, de 300 ejemplares, ha sido financiada por el servicio de Protección de Especies y la asociación Pequeñas Islas del Mediterráneo (PIM). El presidente de la asociación, Mathieu Tevenet, que participó telemáticamente en la presentación del Atlas a comienzos de este mes de diciembre, explicó que será el primero de una serie de publicaciones que pretende recopilar toda la información existente de los islotes de 14 zonas de la cuenca del mediterráneo occidental, en países como Italia, Malta, Túnez o Marruecos. La información que se recoja en estas publicaciones se podrá consultar en la página web www.pimatlas.org.