Una compañía de hidroaviones quiere unir las islas Baleares y volar a Barcelona

¿Se imagina volar desde el puerto de Palma a Eivissa con la ventanilla bajada y por el mismo precio que en un avión regular? Isa Air, iniciativa impulsada por un empresario británico-alemán inversor en las islas, que por ahora guarda el anonimato, negocia desde hace dos años poner en marcha vuelos de pasajeros en hidroaviones, entre las islas inicialmente y después también con Barcelona y el resto del Mediterráneo.

Este proyecto singular —por ahora en Europa solo hay vuelos en hidroaviones en Dinamarca, aunque las islas griegas podrían adelantársenos— todavía no ha conseguido los permisos pertinentes de la Autoridad Portuaria de Balears y de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Se defiende su interés turístico, que pondría una vez más a Balears como pionera, además de cubrir un espectro, el transporte interislas, en el que han sido manifiestas las carencias.

Hoteles de lujo de Mallorca, Eivissa y Formentera ya han mostrado interés por su atractivo. También se ofertarán chárters privados, aunque ese no es su objetivo prioritario, destacan fuentes de Isa Air. Los consells insulares, a excepción del de Formentera —que se opone a los vuelos de hidroaviones—, abrazan el proyecto, así como el conseller Marc Pons. La pelota sigue paralizada en la Autoridad Portuaria. Al parecer no es fácil compatibilizar el uso de los puertos con el resto de la navegación de cruceros, ferris o los yates privados. Las negociaciones ya están muy avanzadas y se han establecido los espacios para su operación y atraque en Eivissa y Palma, ruta con la que se pretende empezar con 5 vuelos diarios de ida y vuelta, con 200 puestos de trabajo directos, además de que se ha acordado el mantenimiento con una empresa de Son Bonet. En Maó es más complicado por la singularidad de su puerto.

Bajo impacto

Isa Air ya cuenta con dos hidroaviones turbohélices DHC-6 Twin Otter, con entre 10 y 19 plazas.

«Son vuelos visuales a 2.000 metros, para disfrutar del paisaje». El trayecto a Eivissa dura 30 minutos, entre las Pitiüses serían 6 minutos y una hora a Barcelona.

La compañía sostiene que su impacto ambiental es bajo: no se tiran residuos al mar, no afecta a la posidonia y no se usan anclas. «Contamina menos que un yate». Sobre la contaminación acústica se insiste en que se cumplirá la normativa, dentro del puerto se moverán a ralentí. Las emisiones de C02 son inferiores «a cualquier avión».

«Se entiende como una solución de futuro en el transporte» atractiva para promocionar Balears en la temporada 2021.