Médico jubilado menorquín, Antón Soler es la voz de Derecho a Morir Dignamente en Balears, asociación muy activa en la defensa de una ley de eutanasia y de suicidio asistido. «Es un gran avance por todo lo que representa. En España se suicidan cada año entre 3.500 y 4.000 personas. Muchos de ellos por padecer una enfermedad que les provoca mucho sufrimiento. Eutanasia no significa otra cosa que muerte dulce», subrayó este activista.

Médico durante 40 años en Sant Lluís, Soler celebra que, si no hay imprevistos, los ciudadanos ganarán un derecho que cuenta con «un respaldo muy mayoritario» de la sociedad. «La eutanasia es un derecho, no será obligatoria para nadie. Y contra lo que dicen sus críticos, no se dispararán las muertes, al contrario. Porque si sabes que tienes al alcance poner fin al dolor y al sufrimiento que te causa una enfermedad porque existen los medios para ello, te tranquilizas y probablemente llevarás mejor esa situación», manifestó Soler.

Este facultativo jubilado expresó su respeto por los colegas que decidan declararse objetores de conciencia, pero consideró que la mayoría «estarán a disposición de ayudar a morir» a los enfermos que así lo deseen y cumplan los requisitos. «La eutanasia cuenta con un respaldo social mayoritario y el colectivo médico no es una excepción. Algunos tienen creencias religiosas porque el peso del catolicismo sigue estando muy presente. Pero precisamente quienes somos creyentes pensamos que la Iglesia tiene que ser compasiva con el sufrimiento de los demás», destacó.

En estos tiempos de pandemia, consideró este activista, «todos hemos tenido muy presente la muerte». Y si hay un derecho a la vida, también «era necesario que se reconociera un derecho a morir dignamente», reflexionó Soler: «Tenemos que ser amigos de la muerte porque la vida es transitoria».

Una ley de eutanasia «nos ayudará a tener menos miedo de la muerte. Cuando a mi madre le diagnosticaron un cáncer de páncreas ella supo que iba a morir y tenía mucho miedo por lo que iba afrontar. Ahora ese proceso dramático puede terminar con un plácido sueño».

Soler subrayó que los cuidados paliativos ayudan a un paciente en estado terminal, «pero no pueden cumplir la función que sí cumplirá la eutanasia».