El hotel Blue Sea Arenal Tower, en s’Arenal de Llucmajor, alberga desde hace un mes a aproximadamente un centenar de personas, inmigrantes irregulares e indigentes, en cuarentena tras dar positivo en coronavirus o por haber estado en contacto con algún positivo, y que deben permanecer confinadas en su habitaciones. Personal que trabaja en el centro denuncia los conflictos provocados por algunos de estos residentes: salen de sus habitaciones, fuman en los balcones, escupen y tiran las colillas a la calle, acosan a las empleadas de limpieza, y han arrancado y escondido partes del mobiliario susceptibles de ser utilizadas como armas. Los guardias civiles que custodian la entrada han tenido que intervenir al menos dos veces por las quejas de los vecinos, ya que tenían música alta en los balcones a altas horas de madrugada.

El hotel ha sido dispuesto para albergar a personas que deben guardar cuarentena por dar positivo en coronavirus o por haber estado en contacto con un positivo, y que no tienen domicilio. En la actualidad residen allí un centenar de personas, la mayoría inmigrantes irregulares llegados en pateras a las islas durante las últimas semanas. También hay un pequeño grupo de personas derivadas por los servicios sociales desde algunos de los centros de indigentes de Palma.

Estas personas deben permanecer confinadas en sus habitaciones. Los empleados les dejan la comida en la puerta en bandejas y ellos deben devolverlas allí cuando terminan de comer.

«Lo primero que piden cuando llegan al hotel es wifi y tabaco», explican trabajadores que prestan servicio en el establecimiento. «No respetan la cuarentena, salen de sus habitaciones, fuman y tiran las colillas a la calle, también escupen a la calle, y ponen música en los balcones de madrugada». Alguno de ellos ha bajado a recepción para pedir que le fueran a comprar tabaco.

Testigos refieren que las empleadas de la limpieza trabajan asustadas. Algunos de los hombres salen de las habitaciones a su paso, les hablan en su idioma y les hacen gestos. También han descubierto escondidas piezas que han arrancado del mobiliario y que podrían ser utilizadas como armas.

El establecimiento está custodiado por cinco guardias civiles y un vigilante de seguridad. Los guardias han tenido que intervenir en al menos dos ocasiones por las quejas de vecinos, porque varios de los residentes tenían música muy alta y hacían ruido en los balcones a altas horas de la madrugada.

Protestas por la proximidad a un colegio

Los vecinos de la zona han protestado por la elección del hotel para instalar a personas sospechosas de padecer coronavirus, ya que el establecimiento se encuentra muy cerca de un parque de juegos infantiles y un colegio. Unas cincuenta personas se concentraron a finales de septiembre contra el hotel covid. El Ajuntamiento de Llucmajor se quejó también de que esta instalación había sido puesta en marcha sin consultarles. En Eivissa, en el hotel dispuesto a albergar confinados, fueron detenidos dos jóvenes por acosar sexualmente a una empleada de limpieza.