En plena vigencia de la petición del Govern balear para que la población reduzca al máximo su vida social, las reuniones con amigos y familiares o los desplazamientos innecesarios; y del cierre de locales de marcha en zonas calientes, su presidenta, Francina Armengol, disfruta del ocio nocturno. La socialista salió a tomar copas la madrugada del miércoles 7 de octubre, en un bar de Palma que incumplió los límites horarios impuestos por el Govern por la crisis sanitaria, lo que motivó su precinto policial. Justo anteayer, Armengol reclamó en el Parlament nuevos «sacrificios» a los ciudadanos, abroncó «a todos los que no están siguiendo las instrucciones», acusándoles de «ponernos a todos en peligro», y anunció nuevas restricciones para controlar la propagación del coronavirus (se reducen de 10 a 6 las personas que pueden estar en grupo, adelantó la presidenta). A principios de mes, Armengol fue reconocida por agentes de la Policía local sobre las dos de la madrugada a las puertas del bar Hat, en el centro de Palma. Un establecimiento al que los agentes acudieron por estar saltándose el cierre impuesto por Salud ante la segunda ola de la covid en Balears. Vecinos protestaron por el ruido procedente del local.

El episodio fue revelado ayer por el líder del PP, Biel Company, en el transcurso del debate de política general en el Parlament. El popular no mencionó explícitamente a Armengol en el relato de los hechos, pero quedó meridianamente claro al hemiciclo a quién se refería: «Lo que no puede pasar es que una conocidísima política estaba a las dos de la madrugada con su jefe de comunicación en un bar que debía estar cerrado y que la Policía local tuvo que cerrar después de las quejas de los vecinos», pronunció el líder de los populares.

«Todos debemos estar a la altura con responsabilidad, cumpliendo los criterios, como el uso de la mascarilla, y quien no cumpla ha de responder. Pero todos, señora Armengol» había alertado previamente Company en su cara a cara con la líder del Govern.

Según pudo confirmar este diario, los hechos a los que hizo referencia el PP se remontan a la madrugada del pasado miércoles 7 de octubre. Pasadas las dos de la noche, una patrulla de agentes de la Policía local de Palma acudió al Bar Hat, ubicado junto a la iglesia de Sant Felip Neri del centro de Palma, tras la llamada de los vecinos denunciando que el establecimiento seguía abierto pasada la una de la madrugada, en contra de las restricciones impuestas por Salud.

Francina Armengol salió de marcha la noche del día 7 en el bar Hat de Palma, que la Policía precintó con ella fuera

Fue al llegar cuando los agentes reconocieron a Armengol en la calle, a las puertas del local, junto a otros miembros de su gabinete. La socialista no fue identificada, como tampoco los clientes que encontraron en el interior y que fueron desalojados antes de precintar el establecimiento. En casos así, solo se actúa contra la propiedad del establecimiento, que es la que incumple los límites horarios; la clientela se mantiene al margen.

En el momento en que los agentes notificaron al propietario que precintaban el local y que levantaban un acta de sanción, éste se escudó, precisamente, en la presencia de Armengol en el local, señalando que no se atrevía a cerrar con la presidenta del Govern dentro. Por el momento se desconoce si estas alegaciones constan en el acta levantada por los policías.

Este episodio contrasta no sólo con el mensaje de Salud, cuya consellera, Patricia Gómez, lleva desde mediados de agosto pidiendo evitar la vida social, sino también con el propio discurso que Armengol pronunció el martes en el Parlament. «Sabemos que los contactos sociales están en el origen de muchos contagios y estos es lo que tenemos que seguir evitando», defendía la presidenta del Govern al anunciar la limitación de las reuniones sociales y familiares a seis personas en Mallorca y Eivissa para seguir bajando la curva del coronavirus.

«Tenemos que entender que nos hemos de proteger del virus, que tenemos que evitar movilidad innecesaria, actos masivos, espacios cerrados y reuniones con personas que no son de nuestro círculo de convivencia”, hizo un llamamiento la presidenta a la vez que pedía «a todo el mundo un mayor sacrificio» por el virus.

Anteayer la presidenta abroncó públicamente a «los que todavía no siguen las instrucciones; nos ponen en peligro»

Armengol llegó a abroncar desde la tribuna del Parlament «a todos aquellos que todavía no están siguiendo las instrucciones». «Quiero decirles que su comportamiento nos pone en peligro a todos y aleja la salida de la crisis y la recuperación de la prosperidad», pronunció la líder socialista.

El Consolat calla

Consultado por este diario, fuentes del Consolat declinaron pronunciarse sobre lo ocurrido, limitándose a señalar que «no se entrará a valorar mentiras».

El dardo de Company a la presidenta monopolizó ayer las conversaciones en los mentideros políticos. El diputado popular Sebastià Sagreras también reprodujo el relato en redes: «Un gobernante no puede reducir a seis personas las reuniones» -medida que anunció Armengol- «y a la vez estar en un bar que debe cerrar la policía a las dos de la madrugada, por quejas de vecinos».