"Estoy muy asustada porque veo que la cosa sigue subiendo, tiemblo de miedo". La frase es de una vecina de Sant Joan y resume el sentimiento que tienen muchos residentes de esta localidad del Pla que en los últimos días ha protagonizado los titulares informativos por la explosión de contagios de coronavirus que se ha producido en la residencia de mayores, donde desde el pasado jueves se han registrado hasta 75 casos de contagios confirmados y dos muertes.

Hace días que en Sant Joan no se habla de otra cosa. El caso de la residencia está muy presente en la vida social de la localidad. Todavía tiene muchos interrogantes abiertos, lo que alimenta las especulaciones y los rumores entre los residentes.

Todos lamentan que el nombre de Sant Joan abra los informativos por un tema tan espinoso. "El tema de los contagios iba bien en el pueblo, pero ahora ha pegado en la residencia, que era de las únicas que aguantaba sin demasiados casos; la verdad es que al enterarme de la noticia me sorprendió mucho y ahora estoy algo asustado porque no entendemos muy bien lo que está pasando", señala un vecino en la calle del Ayuntamiento.

Todos los residentes tienen muy fresco en la memoria el caso de Josep Roig, maestro de la escuela de Son Juny que falleció a finales de abril por la covid-19. Esta pérdida alertó a los santjoaners de que el coronavirus no es una broma. Ahora, con el último suceso se ha multiplicado el temor de la población, aunque los residentes subrayan que el caso se circunscribe a la residencia y que en el interior del pueblo "no hay una gran incidencia".

"En principio, parece que está controlado allí dentro, aunque preocupan los trabajadores que salen del centro, ya que algunos viven en Sant Joan", afirma el encargado de un conocido bar del centro. Algunas versiones apuntan que la ola de contagios en la residencia se inició por una trabajadora que "acudió a trabajar con síntomas" y que acabó contagiando a otra empleada, que a su vez transmitió el virus a un residente. No dejan de ser rumores, ya que el origen de los contagios no se ha confirmado todavía.

Unos amigos que charlan en una de las mesas interiores del bar aseguran que se sienten "intranquilos". "Los residentes están cerrados allí dentro y no saldrán, pero los empleados tendrán que salir a comprar y a hacer otras cosas; debemos pensar que los tienen controlados", apunta una de las vecinas.

Menos gente en la calle

La mayoría de vecinos consultados han notado que en los últimos días se ve menos gente en las calles de Sant Joan. "El otro día salí a dar una vuelta de una hora por el pueblo y no me topé con nadie", explica uno de los clientes del bar. "La gente es ahora más responsable", remata. El dueño del establecimiento confirma que desde que se prohibió fumar en las terrazas, tiene menos clientela en el local.

En otro bar, tres clientes comparten una mesa y hablan del monotema. "La verdad es que nos ha sorprendido lo de la residencia", afirma uno de ellos. Otro asegura que ha visto pasear a gente que debería estar confinada, aunque sus compañeros cuestionan tal afirmación. "Este virus es muy delicado, no es ninguna broma", concluye uno de los vecinos, "aunque el foco está en la residencia y no tiene por qué llegar al pueblo".