Hay diversidad de opiniones entre los profesionales de sanidad sobre la decisión de la Conselleria de no informar a las familias y a la población de la utilización de la "clasificación con colores" -hecha en las residencias de ancianos de Mallorca para determinar el deterioro cognitivo y funcional de los usuarios, así como decidir su futuro sanitario en el caso de dar positivo en Covid19-. El geriatra Miquel Oliver señala que la información clínica "se debe a los pacientes, si son mentalmente autónomos, y a sus tutores o responsables si no lo son". "Creo que ha habido improvisación en distintos niveles, pero un acontecimiento como la pandemia que estamos sufriendo, y que afecta de una manera tan severa a personas de alto riesgo de infección, impone actuaciones ágiles, rápidas y válidas desde el punto de vista epidemiológico. En todo caso, antes de poner ninguna etiqueta los usuarios tienen que haber sido informados".

Por su parte, el jefe de medicina interna de la clínica Rotger, Javier Garau, especializado en enfermedades infecciosas, evita pensar que la Conselleria haya querido ocultar su decisión: "Creo que simplemente ha habido un retraso en la comunicación. Lo veo como una medida preventiva en caso de una situación de colapso. Tampoco creo que todo tenga que comunicarse enseguida. Quizás pensaban que no llegarían a tener que utilizar esta clasificación", apunta. El jefe de UCI de Son Espases, Julio Velasco, y el doctor Alejandro Adrover, del servicio de UCI, subrayan que ellos desconocían que se había clasificado de esta manera a los usuarios de las residencias. Coinciden en que la situación es "muy complicadas", y que no es fácil comunicar ciertas cosas que pueden crear "más confusión".

Adrover, no se atreve a valorar la actuación de la Conselleria, pero a su parecer "han actuado de manera prudente".