Varias familias de personas mayores de Balears internas en residencias presentaron quejas y reclamaciones tras pedir explicaciones de por qué sus familiares no habían sido ingresados en un hospital de agudos o una UCI y conocer que estos habían sido clasificados por colores según su estado cognitivo y funcionalhabían sido clasificados por colores según su estado cognitivo y funcional.

El cribaje fue ordenado por la conselleria de Salud, justificándose en la urgencia de "dar la atención sanitaria más adecuada" en caso de dar positivo por Covid-19. La valoración masiva de ancianos en residencias con motivo de la pandemia, y que estos familiares desconocían, ha propiciado muchas de las quejas ante la falta de información por parte de las residencias cuando preguntaban la causa de que sus allegados fuesen derivados a un centro hospitalario u otro y se les hablara de una valoración por colores que predeterminaba la derivación al recurso sanitario.

Algunas de las quejas llegaron directamente a la subdirectora del IB-Salut de Atención a la Cronicidad, coordinación sociosanitaria y enfermedades poco frecuentes, Angélica Miguélez. "Yo misma he hablado con muchos familiares que han puesto reclamaciones", reconoció a este diario. Otras fueron trasladadas a las propias residencias, aunque al Defensor del Usuario de la sanidad pública de las islas "no le consta ninguna reclamación de estas características", indicaron ayer desde Salud.

Respecto a la clasificación por colores, Miguélez defendió ante las familias afectadas que "es una manera rápida para conocer el proceso de salud de la persona y derivarla al recurso sanitario más adecuado para ella". La decisión de utilizar este nuevo sistema no fue consultada con el comité de Bioética de la propia Conselleria.

Tampoco la conocían en Asuntos Sociales del Govern, aunque sí en el IMAS (Institut Mallorquí d'Afers Socials), de quien dependen las residencias de mayores y desde donde afirmaron no tener "nada que opinar al respecto", ya que es una "decisión técnica".

La presidenta del comité de Bioética, Pilar Sánchez-Cuenca, señaló a título personal que "es una buena medida realizar una valoración desde la cronicidad", pero "no haberlo explicado a las familias puede haber provocado una respuesta de inseguridad y ha generado desconfianza. Este tipo de cosas hay que tratarlas con mucha delicadeza, ya que lo que pasaba en Madrid podía levantar cierta susceptibilidad".

En la misma línea se expresó la presidenta de la comisión de Deontología del Colegio Oficial de Médicos de Balears, Sandra Ferrer. "La atención centrada en la persona es una globalidad y eso implica a su entorno, su familia. La adecuación de los cuidados al paciente y la toma de decisiones se tiene que hacer en equipo", tal como subrayó. Sobre el método del semáforo, dijo que "se utiliza a la luz de los principios bioéticos con el fin buscar lo mejor para el paciente a nivel integral" y "que reciban la asistencia más adecuada a su estado de salud".