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Diario de una madre teletrabajadora

El cuello blandito de mamá

Día 47. Con los centros comerciales clausurados, se nos ha echado encima el Día de la Madre Teletrabajadora sin avisar. Se ponen...

El cuello blandito de mamá

Día 47. Con los centros comerciales clausurados, se nos ha echado encima el Día de la Madre Teletrabajadora sin avisar. Se ponen efervescentes y me preguntan qué quiero de regalo para la ocasión, así que les pido que escriban sobre mí, ya que yo he escrito sobre ellos estos últimos 47 días. Se ponen manos a la obra y para celebrarlo en condiciones nos subimos al terrado con unas latas de aceitunas rellenas de anchoa y de mejillones, unos zumos de piña y una cerveza de las que no son azules. Se llevan los botes de hacer burbujas y las combas de saltar, y me dan sus cartitas para que las lea. "El Día de la Madre: Mami es buena. A mami le quiero. Mami es lista. Mami a veces se enfada mucho", me entrega él. "No soy muy inspiradora, ¿no?", le digo. "¿Eso es una pregunta retórica?", me contesta, dejándome patidifusa. Enseguida me aclara que no tiene ni idea de lo que ha dicho, que lo ha oído por ahí y me lo ha soltado por si queda bien. Tenemos un tertuliano en la familia. Es el turno de su hermana, que se queja porque él le ha copiado las ideas. "Mamá es buena en todo, solo que se enfada un poco, pero no pasa nada. Hace la comida muy rica y la quiero un montón, espero que ella también. Cuando ve la tele y se duerme es muy mona, y su cuello es muy blandito. Un besito". Me la como. Aunque no sé qué pensar del asunto del cuello blando. Recuerdo haber comprado una mascarilla reafirmante en una de las primeras salidas del confinamiento, y que aún no me la he puesto, mi nivel en materia de trucos de belleza está muy por debajo de cero. "Pero si a mí me encanta. Cuando nos abrazamos me pongo en tu cuello y es como un cojín blandito...", insiste ella mimosa. Después de comer me armo de valor y me pongo la mascarilla, que es de esas verdes pegajosas. Los alaridos que pegan al verme atacarles en el sofá gruñendo como el Monstruo del Moco Gigante se oyen desde la calle.

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