"Es fundamental que la sociedad ahora más que nunca actúe como una orquesta extraordinariamente afinada. Sabemos que cuando los músicos se coordinan hacen que cualquier partitura suene. Es el mejor mensaje que podemos lanzar. Unidad es siempre excelencia", subraya Pablo Mielgo, el director de la Simfònica de Balears, agrupación que aunque ha cancelado todas sus actuaciones programadas para las próximas semanas no ha detenido su actividad. La 'Ciutat de Palma' ha anunciado que en los próximos días sus músicos irán colgando en las redes sociales una serie vídeos en los que interpretarán diferentes piezas con el fin de no perder el contacto con su público.

"Aunque la actividad escénica esté por el momento parada, tenemos mucho trabajo de planificación para los próximos dos años, así como preparación para toda la temporada de verano. Obviamente esto implica mantener contacto telefónico con los músicos. Esta iniciativa de redes y otras que esperamos ir sumando en las próximas semanas van a mantener las rutinas de todos ocupadas, y lo más importante, no dejar de soñar de manera individual", señala Mielgo, un firme defensor de la idea de la música como bálsamo: "Cada uno de nosotros nos refugiamos en 'nuestra' música y nos hace mantener la esperanza, vivir recuerdos, melancolías, o simplemente ser excusa para bailar. En estos momentos en los que debemos estar recogidos es sin duda un antídoto fundamental contra el aburrimiento o el hastío".

Uno de los músicos de la Simfònica que colgará un vídeo en redes ejecutando una obra es el concertino Smerald Spahiu: "He elegido un Preludio de Shostakovich escrito para dos violines ya que en estos momentos está también aquí mi hijo que estudia en Madrid y ha vuelto por la crisis sanitaria . Es una pieza con mucho sentimiento interno y que te atrapa enseguida con su melodía narrativa", asegura.

"En esta situación que ahora nos toca vivir echamos de menos a nuestra gente, al público. Pero tengamos la esperanza de que si hacemos lo que nos indican las autoridades a raja tabla pronto volveremos a la normalidad", comenta el flautista Josep Miralles, que estos días ensaya el Minuetto de la Suite nº2 de Bach, uno de sus compositores preferidos -junto a Mozart, Haydn y Beethoven-, para regalárselo a su público.

Esta situación actual "nos obliga a trabajar separados. Y la verdad, nos necesitamos. El conjunto se echa de menos. El trabajo en conjunto es esencial, pero el trabajo que ahora realizamos cada uno en nuestras casa de forma individual será esencial para que cuando todo esto pase nos incorporemos a tope para que nuestro apreciado público nos vuelva a encontrar como siempre, al cien por cien", afirma Miralles.

En su ejercicio audiovisual, Armando Lorente, percusionista, ha viajado hasta la infancia para reencontrarse con un grupo que, pese a que su música sea "muy sencilla", siempre cultivó unas "hermosas melodías": los Beatles. De su legado ha escogido And I love her, sobre la que ha hecho una improvisación, con cierta nostalgia. "Echo de menos el buen ambiente de este maravilloso trabajo que es estar en una gran orquesta sinfónica y mi instrumento (los timbales cromáticos), ya que es imposible tenerlo en una casa normal como la mía. También el poder interactuar con los otros sonidos de los instrumentos de mis compañeros y la complicidad de las sugerencias de nuestro director", añade.

Lorente, a quien estos días de encierro le recuerdan a cuando estudiaba en el Conservatorio de Madrid y después en Amsterdam -"me pasaba todo el día estudiando y apenas veía la calle"-, sostiene que aquella otra crisis, la de los recortes, les hizo más fuertes como grupo: "Desde entonces podría decir que somos más una familia que simples compañeros".

En familia se entretiene el violonchelista Emmanuele Bleuse, que ensaya a diario la Badinerie de la Suite en si menor de Bach para flauta y bajo continuo junto a su Alicia, que toca la flauta, y su otra pequeña, Olivia, que ejerce de directora. "La quería compartir con nuestro público porque a pesar de estos tiempos muy difíciles, tenemos que dar la cara y buscar lo positivo. Compartir música con mis compañeros de la Simfònica, con nuestro público o con nuestros seres queridos es la expresión más hermosa que la vida nos ha dado comunicarnos", remarca.