Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Boulevard

Vox se dispara en Mallorca por culpa del PP de Company

El partido neofranquista se estanca en Euskadi y Cataluña, con derechas autóctonas potentes, o en Galicia, donde el PP dispone de un líder de la talla de Alberto Núñez Feijóo

El astrofísico mallorquín Vadim Burwitz, en el cosmódromo de Baikonur en Kazajastán, junto al satélite con el telescopio eROSITA de rayos X que diseñó en el Max Planck Institut para cuantificar la energía oscura del Universo, y que ha rendido sus primeros resultados.

Vox ha obtenido dos escaños en Balears y 52 en el país vecino. Si los ultraespañoles hubieran votado al partido de extrema derecha moderada con el énfasis de los mallorquines, tendría un centenar de diputados. Es decir, el neofranquismo local dobla la media estatal, o nacional que dirían ellos. ¿Por qué? Por culpa del PP autóctono, presidido nominalmente por Biel Company.

En Mallorca no hay mejores ultraderechistas, sino peores populares. Pasemos por alto a la lideresa Marga Prohens presumiendo de que "hemos pasado de la cuarta posición a la segunda", cuando el eslogan del PP era "o primeros o nada". Además, la derecha de toda la vida ha logrado solo dos diputados, siendo que tuvo cinco hasta 2015, cuando la recogió Company. En efecto, su cosecha actual se iguala a la de Vox. Y a Podemos, la orgullosa formación que superó la mitad de sufragios en unas elecciones se coloca al nivel del partido de las clases desaseadas.

Empatar es de izquierdas, votamos al PP porque nos garantizaba victorias aplastantes. Y por lo visto, no éramos los únicos, salvo que los demás ya han migrado a Vox. ¿Se debe a que los populares flojean en patriotismo? Falso, a Gabriel Cañellas nunca le hubiera pasado. Jamás pronunciaba la palabra España ni se envolvía en la rojigualda. Igual que Fraga en Galicia, por otra parte. Y al protomártir conservador mallorquín le votaban franquistas, centristas, nacionalistas equivalentes a Convergència, mallorquinistas anticatalanistas y pesemeros. Siendo president, dio una entrevista en La Vanguardia contra los forasteros que reflotó el barco de rejilla. Dictó una Ley de Normalización que obligaba a los soldados que cumplían la mili en Mallorca a aprender catalán.

Es una cuestión de liderazgo. A Cañellas le rebosaba, el anodino Company no puede ni imaginarlo. Nadie olfatea a un perdedor con la pericia de un votante profesional. Más pruebas, el PP resiste en la isla más civilizada de Balears, donde los conservadores menorquines han subyugado y doblado a Vox, pese a que Antoni Camps es mejor ultraderechista que el relamido Jorge Campos.

Un repaso a la distribución de Vox en el extranjero permite concluir que Euskadi y Cataluña son refractarias a la ultraderecha moderada (recuérdelo cada vez que le cuenten la monserga de que el independentismo potencia un nacionalismo español simétrico). Desde siempre, se han hermanado los conservadurismos balear y gallego. ¿Alguien puede explicar que las mesnadas de Abascal doblen ampliamente en Balears sus porcentajes en Galicia? En efecto, allí cuentan con un espléndido Alberto Núñez Feijóo, frente al presidente mallorquín del PP a quien no volveremos a nombrar.

Vox se encarama a un 17 por ciento en Balears, frente a un ocho en Coruña y un siete en Pontevedra. En cambio, Abascal se dispara en Andalucía, porque Moreno Bonilla equivale a un líder del PP mallorquín a caballo. Si la derecha periclitada otorgara algún valor a la autocrítica, decapitaría a un Pablo Casado incapaz de alcanzar el centenar de diputados frente al folklorismo de Vox. Solo nos queda espacio para desbaratar una mentira más, aquella de que "Vox no le quita votos al PSOE". Cada voto a un partido es un voto menos de diferencia con todos los demás. La democracia es el arte del trasvase absoluto.

En la imagen que hoy nos ilustra, el astrofísico mallorquín Vadim Burwitz posa en el cosmódromo de Baikonur en Kazajastán, junto al satélite que porta el telescopio eROSITA de rayos X que diseñó en el Max Planck Institut para cuantificar la energía oscura del universo, y que ha rendido sus primeros resultados. Vean Pequeñas mentiras para estar juntos, porque Clémentine Baert desbanca a Marion Cotillard y aunque segundas partes siempre fueron melancólicas.

Reflexión dominical académica: "La UIB.

Compartir el artículo

stats