Joana Caldentey no oculta sus ganas de que este año toque la lotería de Navidad en Sant Llorenç. Regenta, junto con su hermana Lourdes, la única administración del pueblo. "Este año ha sido muy duro, hemos tenido que digerir todo lo que ocurrió. En el pueblo hay mucha tristeza aún. Por eso, necesitamos que nos toque la lotería", detalla. "Los primeros meses íbamos de cráneo para tenerlo todo en orden. Dos cajas quedaron anegadas. Al final, recuperamos la mayoría de décimos, tuvimos que limpiarlos y secarlos. Cuando ya empezamos a funcionar, te haces a la idea de lo que ha pasado y de que ha sido terrible", se sincera Caldentey. "Gracias a Dios, vendimos lo que nunca. La gente de toda la isla quería lotería. La mala suerte es que no nos tocó un premio gordo. Este año tenemos la ilusión de que nos tocará. Las ventas han aumentado", indica, mientras enseña varios décimos de 2018 con manchas de barro de la riada. "Son un recuerdo triste, pero hay que superarlo".