El impacto que la quiebra de Thomas Cook va a tener sobre el crecimiento de la economía balear va a ser mínimo, según apuntó ayer el catedrático de Economía Aplicada y director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera.
En este sentido, lamentó el perjuicio que va a suponer para los 700 empleados de este grupo en Palma, pero subrayó que mientras la deuda dejada no suponga la caída de ninguna otra empresa, eso no va a conllevar una bajada de la producción de las islas.
En relación a los más de 100 millones que se han dejado sin abobar en Balears, según la estimación de los hoteleros, Riera indicó que su efecto se limita a las cuentas de resultados de las empresas, pero insistió en que mientras las afectadas puedan seguir activas, eso no tendrá repercusión en el conjunto de la economía, más allá del aumento del endeudamiento en el caso de que precisen recurrir al crédito para mejorar su liquidez.
Deuda muy repartida
En este sentido, puso de relieve que se trata de una deuda que está "muy repartida", lo que reduce el riesgo de que pueda suponer un peligro para la supervivencia de alguna empresa.
También señaló que el archipiélago sigue siendo el mismo destino turístico atractivo, lo que implica que la cifra de visitantes para el próximo año no tiene por que verse recortada, dado que el vacío dejado por Thomas Cook será previsiblemente cubierto por otros turoperadores y aerolíneas para la próxima temporada.
En cuanto a los clientes que sí se han perdido de cara a las próximas semanas, el director de la Fundación Impulsa apuntó que se trata de una reducción para un corto intervalo de tiempo, dado que la quiebra se ha dado cuando en las islas ya casi estaba concluyendo la temporada, a diferencia de lo sucedido con Canarias, donde ahora comienza su periodo de más actividad.
