Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Boulevard

Los cruceros traen a Palma más azufre que a Europa

Cuando vuelva la ultraderecha, debe restaurar el apéndice de la capital mallorquina. Palma de África, donde carecen de validez las...

Saoirse Kennedy es la última muerte luctuosa del clan, a los 22 años y por sobredosis. Sus padres Paul Hill y Courtney Kennedy, hija de Robert Kennedy, eran habituales de Mallorca y en la foto de Miquel Massutí posan en Son Net de David Stein en 1994.

Cuando vuelva la ultraderecha, debe restaurar el apéndice de la capital mallorquina. Palma de África, donde carecen de validez las convenciones europeas. Por ejemplo, los cruceros no pueden utilizar en otros países de la UE el combustible asqueroso que traen a Mallorca para envenenar a los nativos.

Las primeras noticias apuntaban a otra exageración de los malditos rojos, pero no son veleidades de ecologistas à la page. Un esclarecedor artículo de cuatro ingenieros y profesores de la Universidad Politécnica de Madrid reconoce que "la idea de cubrir todo el litoral europeo con las mismas restricciones tiene sentido en cuanto a garantizar el derecho de todos los ciudadanos a la salud".

Esperábamos como mínimo una maldición compartida, una intoxicación homogénea del entorno. Pues no. Los países auténticamente europeos con costa en el Mar Báltico, el Mar del Norte y el Canal Inglés padecen ahora mismo una tolerancia al azufre 35 veces inferior a la permitida en Mallorca. Repito, 35. Y tras una corrección vigente a partir de enero, los cruceros que atraquen en Palma quintuplicarán los niveles sulfurosos de los buques de la Europa auténtica.

Hay que disculpar a los europeos, no han tenido nuestras ventajas. La excusa para las restricciones adicionales es la protección de los bosques. Es decir, hay que salvar los árboles de la Selva Negra pero podemos exterminar a los mallorquines, los animalistas estarán encantados. Todo ello con un Govern ecologista que ni siquiera mide el envenenamiento de su población. En efecto, hay unos estudios de la Universitat pagados por la Autoridad Portuaria, sin conclusiones ni garantías. Recuérdelo la próxima vez que Gabriel Escarrer defina al turismo, ante la junta de accionistas de Meliá, como "la industria sin chimeneas".

Un sábado de esta década comía enfrente de Tomeu Català, en compañía de Isabel San Sebastián que se enfureció cuando le expuse mi teoría de que una buena persona no puede ser buen periodista. Traicionando la regla sagrada de esta profesión a la que doy tan mala reputación, avancé mi titular de esta sección para el día siguiente, la subvención de un millón de euros que el Govern de Herr Kommandant Bauzá daba a la Fundación Kovacs. Juro que al padre del Proyecto Hombre se le quedó la cuchara a medio camino de la boca, que todavía mantendría abierta de no haber mediado las circunstancias que enlucen las vidas de las personas. El sacerdote no maldijo porque ese lenguaje no figura en su repertorio, pero se encomendó silencioso a la deidad.

Catalá se ha reivindicado esta semana, con un concierto de ayuda anual garantizada de tres millones de euros. Hablando de dineros públicos, recuerden dónde leyeron antes que el Govern tenía un agujero de 400 millones. Han sido 417, se nos puede disculpar la imprecisión. Y la pregunta no es por qué dimite un director general de Financiación, sino para qué sirve esa dirección general.

El pasado lunes pude viajar a Menorca, la Mallorca que no pudo ser. Cenando en Es Tast de na Sílvia, contemplo a Manuel Valls en animado ágape y conversación con Pons Morales, de la inmobiliaria del mismo nombre con acreditada clientela francesa. No divisé a la multimillonaria Susana Gallardo, prometida del expresidente del gobierno francés y concejal barcelonés, a quien se ve tan integrado en suelo menorquín que no me atrevería a descartar que el siguiente paso de su carrera ascendente sea una candidatura al Govern.

Saoirse Kennedy ha prolongado este mes la maldición del clan. La nieta de Robert Kennedy ha fallecido de sobredosis, con 22 años. Sus padres Paul Hill y Courtney Kennedy eran habituales de Mallorca. En la foto que hoy nos ilustra de Miquel Massutí, la pareja posa en Son Net de David Stein en 1994. Junto a ellos se había desplazado a la isla Ethel Kennedy, la esposa del político asesinado. La experiencia de Hill, acusado falsamente de un atentado del IRA, llegó al cine con En el nombre del padre.

Reflexión dominical operática: "El cantautor del himno del Madrid también es inviolable".

Compartir el artículo

stats