Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión

Armengol, en primera persona

Més ha empañado la toma de posesión en la proporción de una cacerolada con amortiguador

Haré, impulsaré, reclamaré, defenderé. b.ramon

Nadie negará que los programas monopolizaban las negociaciones del cuarto Pacto de Progreso y que los cargos carecían de importancia, porque casi se olvidan de nombrar a los consellers. Por ello, la toma de posesión de Francina Armengol afectaba únicamente a la porción del Govern controlada por el PSOE y su filial de Podemos, a falta de determinar la sección que le será impuesta de modo rotatorio por Més.

Después de relativizar la fiesta de ayer, dada la nómina previa de inquilinos del Consolat, cabe rendirse a la evidencia de que Armengol gobernará o lo que le dejen en primerísima persona del singular. Las menciones de ordenanza a Més y Podemos no ocultan el protagonismo asumido por la presidenta. Haré, impulsaré, reclamaré, defenderé.

Francina über Alles pretende la identificación total con su territorio, camuflando la evidencia de que no puede confeccionar ni su Govern por fascículos, y de que se entera del guion de la legislatura al mismo tiempo que los ciudadanos. Una lesión a su autonomía, ya que preside una Comunidad Autónoma. Con perdón, porque la presidencia se le ha quedado pequeña a la gobernante engalanada con rasgos imperiales, que ni siquiera se rebaja a descender al barro de la negociación con los socios. Pretende el manto de armiño de Bono, de Rodríguez Ibarra, de Fraga, ese punto en que el apellido se convierte en linaje y condesciende a la toponimia.

Mientras tanto, en la pequeña aldea gala de Esporles se consumaba la traición de Més a los votantes de izquierda, a la desgraciada alianza con el PSOE y a sí mismo. El golpe de Estado en la cúpula soberanista empeora su pésima negociación del Pacto, para saldarse sin vencedores y con vencidos. Ni venceréis ni convenceréis, les hubiera gritado Unamuno.

La degradación de Miquel Ensenyat de senador a sanador del grupo parlamentario demuestra lo fácil que es manejar a figurantes que sacrifican la dignidad por el sueldo. Al mantener a Fina Santiago de vicepresidenta ejecutiva del Govern para asuntos de Més, los ecosoberanistas se postran ante la todopoderosa Armengol, a la que querían herir en su egocentrismo.

Miquel Mir es solo conseller de Medio Ambiente, porque Juan Pedro Yllanes se encarga del otro medio. En concreto, del más descansado. La elevación de Vicenç Vidal a otra cámara mortuoria desmiente a quienes insisten en que Més ignora el sentido del humor, además de garantizar Esporles para los ecosoberanistas durante siglos.

Ya vamos llegando a los traidores más torpes de la historia de Mallorca. La cenicienta Bel Busquets queda reducida a Kathy Bates en Misery, y sorprende que Guillem Balboa predique que obedecer es de cobardes para acabar incurriendo en una trama antidemocrática sin asegurarse la fidelidad de sus instigadores. No sirve ni de villano.

Més ha empañado la investidura de Armengol en la proporción de una cacerolada con amortiguador. Sin embargo, la presidenta serenísima respira aliviada al observar cómo Més no se atreve ni con la componente mítica de Santiago ni con sus propios fantasmas. Al igual que sucedía con Cañellas, el PSM agrupaba a los niños revoltosos que desafiaban al padre y corrían a refugiarse bajo las faldas de la madre. Los seminaristas con piscina encarnan a la perfección a la Mallorca que no se atreve a ser de derechas, para desesperación de sucesivas oleadas de votantes. Ni siquiera han aprovechado la crisis para recuperar el Consell.

Compartir el artículo

stats