El rapero catalán ofreció ayer un recital de poesía en la librería Drac Màgic. Su agenda en la isla incluye un concierto y dos charlas sobre la libertad de expresión.

P ¿Cuántos de los poemas que va a recitar serían considerados constitutivos de delito por la Audiencia Nacional?

R Bastantes de ellos [Ríe].

P ¿Cuántos juicios y condenas acumula?

R He perdido la cuenta. Por hacer canciones dos, pero ha habido más por otras luchas en la calle. Y tengo otros juicios pendientes.

P ¿La cárcel no le asusta?

R Mentiría si dijera que no. Me asusta estar lejos de mis seres queridos y no saber en qué condiciones voy a estar. Pero me asusta aún más el hecho de no luchar.

P ¿Se considerará a sí mismo un preso político?

R Por supuesto. Se me encarcelará por defender unas ideas contrarias al Estado.

P ¿Qué ideas?

R Al Estado le molesta que diga que esta Monarquía ha sido impuesta, que nos cuesta una millonada y que se ha derrochado dinero público en comprar el silencio de las amantes del Rey emérito. O por denunciar torturas de la policía española.

P Imagino que se ha planteado el camino del exilio como hizo Valtònyc.

R Sí, pero creo que va a ser más provechoso quedarme. El exilio de Valtònyc se ha normalizado mucho y no ha provocado una reacción de lucha y solidaridad que estoy seguro de que sí provocará mi encarcelamiento.

P ¿Cuando escribe le tienta la autocensura para evitar más problemas?

R Hay una pequeña parte de autocensura porque si no, me encarcelarían mañana mismo. Pero hay una línea que no estoy dispuesto a cruzar. No dejaré de criticar a la Monarquía o los abusos policiales.

P ¿No hay que poner ningún límite a la libertad de expresión?

R Sí. No quiero que haya libertad para decir que hay que asesinar a inmigrantes, homosexuales o mujeres por el hecho de serlo. Pero no se puede poner en el mismo plano esas barbaridades con criticar a una monarquía antidemocrática como esta.

P ¿Vive de sus letras?

R Malvivo. Se me han cerrado muchas puertas. Hay gente que cree que esta represión mediática hace que seamos más conocidodos, pero esa fama no se ha traducido en más puertas abiertas, sino todo lo contrario.

P ¿Ha tenido alguna vez la sensación de que predica en el desierto?

R No. Conozco a muchas personas que a raíz de escucharme me han dicho que han empezado a luchar o que al menos le he hecho pensar. Cada vez hay más personas que se han dado cuenta de que este no es un Estado democrático.