P Los precios de los alquileres y de la vivienda usada han registrado un espectacular crecimiento durante los últimos años en Balears. ¿Qué previsión tienen para este año?

R En 2017 y 2018 se han dado subidas del alquiler que en algunos casos han alcanzado el 50%, y pisos por los que se pedían 600 euros han pasado a 900, y en la venta el encarecimiento ha sido de un 20% de media. Pero son medias, no se dan las mismas circunstancias en el centro de circunstancias en el centroPalma que en otras zonas. Para este año sí estamos notando que los precios tienen a estabilizarse, con aumentos que no son destacables, con un 1% a un 3%, y en según que zonas incluso descensos pero de muy poco calado. ¿Qué puede significar esto? O bien que el mercado tiende a estabilizarse o que se avecina otra crisis. No se por donde irán los tiros.

P ¿Crisis en su sector o en el conjunto de la economía?

R Todo está relacionado. Nuestro sector está vinculado al empleo y a su calidad, porque quien mueve la economía es la gran masa de la clase media. La minoría elitista se tiene en cuenta para los datos estadísticos y para el mercado de la vivienda de lujo, pero la gran masa social es la clase media, que todavía está con salarios mínimos y con precariedad laboral, lo que hace que su acceso a un inmueble sea muy difícil. No hay que olvidar que para comprar hay que tener un 30% del valor de la vivienda ahorrado, a no ser que sea el inmueble de un banco que te lo pueda financiar todo.

P ¿Qué precios hay actualmente en el mercado?

R Un compañero API me decía que tiene un montón de demanda para compras de hasta 500.000 euros en el centro de Palma y que no tiene producto. Y 500.000 euros supone ya clase media-alta. Pues bien, en el centro de Palma no hay producto para ese sector. No hablemos ya de los que no pueden llegar a los 200.000 euros. Eso obliga a desplazarse al extrarradio, donde ya solo quedan zonas como es Rafal o Son Gotleu, porque también Son Rapinya o La Vileta están por las nubes desde 2017. Los precios medios del alquiler en Palma, en una vivienda para una familia con hijos, de tres dormitorios, son de un mínimo de 900 euros para arriba, y estudios de un dormitorio pueden encontrarse a partir de 500 en algunas zonas, aunque pueden ser semisótanos o cuartos pisos sin ascensor. En Palma ciudad, el precio medio de compra puede alcanzar los 3.500 euros el metro cuadrado. Tenemos acceso a los datos del registro de la propiedad, y en el Casco Antiguo de Palma se han realizado durante finales de 2018 y principios de 2019 ventas por valor de 8.000 euros el metro cuadrado. Más del 20% de las transacciones que se hacen en las islas son de extranjeros.

P ¿Dónde debemos irnos para encontrar alquileres que estén por debajo de los 700 euros mensuales? ¿Sólo nos quedan algunos municipios de la part forana?

R Ojo, porque yo tengo oficina en Binissalem y conozco familias que están hartas de las retenciones de tráfico y están optando por vender o alquilar sus viviendas para intentar volver a Palma porque es donde está el colegio de sus hijos. La gente está comenzando a ser muy consciente de los problemas de movilidad que existen porque todo pasa por autopistas y coches, con un transporte público que no te soluciona este problema en muchas zonas. Los trenes van a tope, con gente de pie en todo el trayecto. ¿Por qué no se ponen más frecuencias o servicios que no hagan paradas en todas las estaciones y que vayan directos desde Santa Maria hasta Palma?

P Muchos jóvenes tienen sueldos de 1.000 a 1.200 euros, y se aconseja no destinar más de un tercio de los ingresos a la vivienda. ¿Dónde se puede encontrar en Mallorca un piso por 400 euros mensuales?

R En ningún sitio, a no ser que algún conocido se lo deje a ese precio por hacerle un favor. Por eso los jóvenes se están viendo obligados a compartir vivienda. Pero lo más grave es que hasta gente jubiladaa la que se le termina el contrato de alquiler y no puede asumir el aumento que le piden se está viendo obligada a compartir piso, y eso es penoso. No es tolerable que en la vejez te veas obligado a compartir vivienda para poder pagarla.

P Los promotores inmobiliarios pronostican que a la larga muchas familias deberán irse a Inca, Manacor o Campos a vivir debido a que sus precios son más bajos. ¿En qué niveles se mueven en esos municipios?

R Un piso de tres dormitorios en Inca, con un máximo de 20 años de antigüedad, puede tener un alquiler de 700 euros mensuales, cuando en Palma puede costar 1.200, y de una habitación unos 450 o 500 euros como mucho. Es más barato, pero el problema radica en el coste y el tiempo que se pierde en el transporte si trabajas en Palma.

P ¿El problema de esos precios viene del alquiler turístico o del crecimiento de la población?

R Ha influido todo. El que diga que el alquiler turístico no ha impulsado el aumento de los precios, no dice la verdad. Ha habido muchos propietarios que han conseguido mucha más rentabilidad alquilando su piso a turistas que a los residentes para todo el año. Y sin riesgos de cobro. Porque no puede ser que un desahucio por impago en un Juzgado tarde un mínimo de cuatro meses. Los propietarios que han pasado por esta experiencia no quieren volver a alquilar su piso nunca más. Si ese desahucio fuera cuestión de semanas, saldría al mercado una gran bolsa de viviendas en alquiler.

P ¿La limitación aplicada al alquiler turístico ha sido adecuada o excesiva?

R Se tenía que regular, porque se había convertido en un descontrol. ¿Por qué no se puede alquilar a turistas un piso de es Rafal? Pues señores, porque hay que ofrecer unos mínimos de calidad, no puede ser que todo valga. Si hablas con taxistas te dirán que han recogido gente en el aeropuerto que había alquilado pisos en el Polígono de Levante porque les habían dicho que estaban a cien metros de la playa. No les habían mentido, pero no todo vale.

P El sector turístico tiene problemas para encontrar alojamiento para sus trabajadores durante la temporada alta.

R Aquí habría que hablar mucho. ¿Por qué no existía ese problema hace años? Porque los hoteleros les daban alojamiento dentro de sus establecimientos. ¿Ahora ya no porque ese espacio prefieren rentabilizarlo con los turistas? Me estoy encontrando durante los últimos años que me llama gente de Andalucía ya en marzo o abril para alquilarme viviendas en Inca o Sant Joan porque se van a trabajar a Pollença o Alcúdia y ven que allí es imposible. Vienen con su coche, y a hacer kilómetros.

P ¿Es conveniente fijar límites al precio del alquiler como propone alguna formación política?

R Imponer no gusta a nadie. Lo que sí pueden hacer los políticos es aprobar incentivos fiscales, y se puede impulsar desde todas las Administraciones. Se debería favorecer el alquiler o la compra para determinados colectivos, como jóvenes o familias con bajos recursos, y crear ayudas para la rehabilitación de las viviendas o para adaptarlas a personas con discapacidades, por poner algunos ejemplos.

P ¿El problema de Mallorca es el elevado precio de los alquileres, los bajos salarios, o ambos y tenemos una tormenta perfecta?

R Se han sumado ambos. Está el aumento de la población y la demanda extranjera de alto poder adquisitivo que empuja los precios hacia arriba.

P ¿Se está expulsado a la población tradicional de algunos barrios?

R Está pasando, está siendo un problema grave y además va a empeorar. Ha aumentado la duración de los alquileres a cinco años, pero mientras suban los precios, lo que el propietario hace es esperar a que concluya el contrato para exigir un encarecimiento sustancial. Es capitalismo puro y duro, y el 99% de la población haría lo mismo. Si puedes sacar 100, no te conformas con 60, y el lícito. Por eso la solución pasa por los incentivos fiscales, porque si por un lado cobro menos por el alquiler, pero por otro me ahorro impuestos, quizás acepte aplicar precios más moderados.

P ¿El tener al inquilino de toda la vida que no da problemas y es serio pagando no se valora?

R Muy pocos propietarios valoran eso. Es una cuestión de oferta y demanda y gana el mejor postor. No olvidemos que muchas de las ventas de 2017 y 2018 fueron de inversores que tenían el dinero en el banco y no les daba nada. Lo que buscan ahora es rentabilidad con los alquileres. Y se han dedicado a la vivienda y no a los locales comerciales por la mala experiencia con estos últimos durante la crisis.

P ¿La clase política no vio venir el problema?

R Nunca ha sido una prioridad, se ha abordado como un problema más. Pero se ha convertido en uno de los más graves de la isla. Hay que destinar más vivienda pública para sectores en riesgo de exclusión social, para familias que cuando acabe su contrato se van a encontrar en la calle sin saber donde ir.

P ¿La expropiación temporal de viviendas a los grandes tenedores es una medida adecuada?

R Lo inconcebible es que muchos bancos tuvieran inmuebles que no sacaban al mercado ni en venta ni en alquiler. Lo que pasa es que el Govern se ha encontrado con que muchas de estas viviendas están en mal estado y es necesario hacer una inversión muy alta para destinarlas al alquiler, y no lo va a hacer. También es inconcebible que particulares tengan muchas viviendas cerradas. La vivienda tiene que tener una función social.

P ¿Corremos el riesgo de una nueva burbuja inmobiliaria?

R No hay una burbuja de precios de venta. En muchas zonas de la isla todavía no hemos llegado a los valores que había antes de la crisis. El Casco Antiguo de Palma es un tema aparte.

P ¿El boom inmobiliario ha generado una avalancha de intermediarios?

R Nuestra profesión está desregulada desde el año 2000 por un decreto ley del presidente José María Aznar. El Govern balear, en la ley de vivienda que aprobó en 2018, contempló un registro de agentes de la intermediación inmobiliaria, que debía desarrollarse en un reglamento y nos dijeron que se iba a aprobar antes de Navidad. Supongo que por la proximidad de las elecciones, no han sido valientes y no lo han sacado. Para poder inscribirte en ese registro vas a tener que demostrar unos conocimientos, tener un seguro de responsabilidad civil, una oficina de cara al público, que es lo mínimo como garantía para el consumidor. Los que sí estamos regulados somos los agentes de la propiedad inmobiliaria, que tenemos 70 años de historia. La Administración debe de poner unas reglas del juego, porque en estos momentos no se pide nada, puedes ser un analfabeto y montar un chiringuito para vender pisos con una simple página web y un móvil.