"No se trata de un golpe de Estado, se trata de derrocar a un régimen que no está cumpliendo los mandatos constitucionales", matiza María Fernanda, periodista venezolana residente en Palma que, añade, "es la primera vez en los últimos veinte años (aludiendo a los gobiernos de Chávez y Maduro) que parece que hay un plan claro para conseguirlo, que podremos salir. Por de pronto, hay muchísima información", se congratula.

Esta venezolana hacía referencia a la nueva intentona puesta en marcha en el país sudamericano para sacar del poder a Nicolás Maduro. Abonaba su tesis el hecho de que el líder opositor Juan Guaidó haya emitido un vídeo junto a militares en la base militar de La Carlota, en el este de Caracas. O que la propia Guardia Nacional Venezolana, que Fernanda asemeja a la Guardia Civil, una fuerza militar de defensa ciudadana, haya estado detrás de la liberación de Leopoldo López, líder del partido Voluntad Popular (VP) que ya está en la calle pese a haber sido condenado por el régimen de Maduro a 14 años de arresto domiciliario.

"Hay un importante ala de la Fuerza Armada del país que se está plegando a la Constitución, por lo que espero que esta vez se restituyan los derechos constitucionales y se cree un Gobierno de transición que pueda convocar elecciones libres lo antes posible", ha deseado.

Sanear las instituciones

Preguntada cuánto tiempo considera que debería tardar ese gobierno transitorio en convocar al pueblo a las urnas, la periodista estima que "entre tres y seis meses, el tiempo necesario para poder sanear las instituciones, sobre todo el Consejo Nacional Electoral, que es el que debe fijarlas y garantizar su limpieza".

"Tenemos el apoyo de la comunidad internacional, no menos de cincuenta países han reconocido a Guaidó como presidente, y la sociedad civil cuenta por primera vez con el apoyo de la Fuerza Armada", prosigue su discurso optimista aunque admite que teme que el desalojo del régimen sea cruento.

"Allí tengo a mi madre, a mis sobrinas... Y todo es posible, el régimen está dispuesto a todo. Ya lo ha demostrado en anteriores protestas donde ha respondido con balas y bombas lacrimógenas a piedras y palos. Muchos estudiantes han muerto con balazos en el pecho", denuncia.

Las noticias, normalmente controladas por el régimen, parecen fluir más libremente que en anteriores ocasiones. "Brasil, Estados Unidos y Colombia están posibilitando que circule más información", apunta Arturo Quintero, otro venezolano residente en Ciutat que, como su compatriota, se niega a hablar de golpe militar y que asegura que el 99,9% de los venezolanos que residen en España quieren que esto (el gobierno de Maduro) se acabe.

"Están tratando de movilizar a la población para que salga a la calle y que los militares se plieguen a los ciudadanos, porque su resistencia no es hoy tan aguerrida, los soldados tienen los mismos problemas para encontrar comida y medicinas que el resto. Solo los altos mandos tienen un estatus privilegiado y el país está hoy gobernado solo por cuatro personas: Maduro, su mujer, el ministro de Comunicación Jorge Rodríguez y su hermana Delcy (actual vicepresidenta ejecutiva de la República Bolivariana)", detalla demostrando que, pese a estar a miles de kilómetros, sigue de cerca el día a día de su país.

"Maracay (una importe ciudad venezolana a 109 kilómetros de Caracas) es un polvorín. Y nunca mejor dicho, porque ahí se concentran buena parte de los arsenales del Ejército. Y mi familia vive muy cerca, por lo que estoy muy preocupado", se sincera Arturo Quintero que concluye haciendo un pronóstico: "El éxito de la operación dependerá de la rapidez con la que se ejecute. Queremos que esto se acabe. Y más que un deseo se trata de una necesidad".

Maduro, en un búnker

María Fernanda apunta más noticias esperanzadoras que le van llegado gracias a su militancia en una organización denominada Sin mordaza. Que el general Carlos Armas López, el presidente de Cavim, el organismo que controla el arsenal de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB, afín al régimen) habría sido detenido por la Guardia Nacional en esa misma ciudad. O que han desalojado a todo el personal cubano del hospital militar de Caracas para desplegarlo en Fuerte Tiuna, una academia militar de la capital donde Maduro se habría construido un auténtico búnker.

Ricardo Urrecheaga, que tuvo que dejar a toda su familia en Venezuela para venir a España en busca de ingresos con los que ayudarles, se muestra más pesimista. No se cree que miembros del régimen ya estén huyendo del país, como apunta Quintero.

"Hasta que no lo vea, no lo creo. El régimen lo controla todo, absolutamente todo. Hasta hace poco grupos paramilitares dirigidos por ellos estaban desalojando alcaldías de todo el país", denuncia preocupado porque desde las 11 de la mañana de ayer (cinco de la madrugada en Caracas) no tenía noticias de su familia.

"Venezuela no es solo petróleo. También es oro, diamantes y coltán (mineral vital para las telecomunicaciones). Y uranio de uso bélico. Por eso Cuba, China y Rusia siguen apoyando a un régimen que ojalá fuera desalojado porque ellos mismos se han encargado de agotar cualquier vía de negociación", concluye.