Un juez de Palma ha confirmado el despido de la que fue durante unos meses máxima responsable de la oficina de Correos de la localidad de Esporles. La mujer se apoderó de 357 euros de los fondos de la caja que manejaba, reconociendo que cogió el dinero para pagar unos recibos pendientes y si bien se comprometió a devolver inmediatamente esta cantidad, no lo hizo hasta que se descubrió el desfalco.

La mujer entró a trabajar para la sociedad estatal en el año 2004. Empezó como repartidora, si bien consiguió ascender a la categoría de jefa de la oficina. En el año 2016 fue la máxima responsable de la oficina principal de Esporles.

Según detalla la sentencia, en octubre de 2016 la subdirección de Correos acordó iniciar un expediente disciplinario, al descubrir una serie de irregularidades en el control económico que manejaba esta oficina. El centro fue visitado por dos auditores, comprobando que en los fondos de cajas aparecía un descubierto de 357 euros. Los dos técnicos señalaron a la jefa de la oficina como máxima responsable de dicho descuadre económico.

Durante la tramitación del expediente disciplinario, la empleada fue escuchada en declaración. Reconoció que el descuadre se originó porque había utilizado el dinero para uso personal. Explicó que tuvo la necesidad urgente de abonar unos recibos que le vencían, con la intención de reintegrar el dinero al día siguiente, si bien se le olvidó hacerlo. Dijo que había dejado en la caja fuerte un papel indicando que había cogido el dinero, aunque este documento nunca apareció. Alegó que no había sacado el dinero del cajero automático, porque los que había en Esporles le cobraban comisiones y precisaba con urgencia pagar los recibos.

Días después, mientras se estaba realizando la auditoría en la oficina que dirigía, la mujer regularizó el descubierto de 357 euros, mediante la devolución voluntaria de este importe.

El expediente disciplinario concluyó con una propuesta de sanción de despido de la responsable de esta oficina, al entender que los hechos que había cometido eran constitutivos de una falta muy grave. Esta decisión fue ratificada por la dirección de recursos humanos, que meses después acordó el despido.

La trabajadora recurrió a los tribunales, intentando que se declarara la nulidad de dicho despido. Sin embargo, el juez lo que ha hecho es dar la razón a Correos, porque entiende que, con independencia de la escasa cantidad económica que cogió la empleada para sus fines particulares, con su actitud faltó gravemente a la buena fe y a la lealtad a la empresa para la que trabajaba.