La primera generación de médicos de la cantera balear se encuentra ya en el ecuador de la carrera. Son tres los cursos que se dan en el hospital de Son Espases, que integra sus servicios hospitalarios y la docencia en una simbiosis que tiene futuro.

"Es muy bonito cuando un paciente se dirige a ti como doctora", cuenta Marina Martínez, natural de Málaga. En estos tres años, ciertas perspectivas de la alumna han cambiado, aunque el balance sigue siendo muy positivo. Marina dudaba en primero si quería especializarse en Médico de Familia o en Medicina Interna, pero ahora se decanta por la segunda. Sus compañeras Ada Juárez, de Esporles; Victoria Ros, de Murcia; y Raquel Romero, de Palma, también van definiendo sus gustos, en los que domina Ginecología.

No obstante, tercero ya no es para nada sencillo, cuentan las estudiantes. Primero y segundo fue bastante teórico y se solventó con muchas horas de estudio, pero ahora, a veces no es suficiente con eso. Hay que tener una visión más clínica y relacionar conceptos, es mucho más global y eso es una dificultad dura de roer. Sin embargo, es satisfactorio, explican contentas. "Hace mucha ilusión cuando te das cuenta de que ya relacionas cosas, que identificas el síntoma importante", subraya Ada.

Entre las mejoras que han vivido durante estos años destacan que ahora tienen libre acceso a la biblioteca, mientras que antes ésta era solo del personal. Cuando querían consultar un libro, tenían que pedirlo en secretaría y realizar una pequeña gestión que les quitaba tiempo. Ahora, simplemente cogen el libro de interés. Otros puntos positivos son, por supuesto, el parking gratuito del hospital, y la llegada de nuevos cursos. Por otro lado, los profesores han mejorado la estructuración del temario y eso ayuda a la organización de los estudios.

La integración de la facultad dentro del hospital es un arma de doble filo que beneficia a los estudiantes, aunque también los aísla. Según cuentan, hace tres años echaban en falta el bullicio de una universidad, y aunque ahora agradecen la presencia de los grupos de primero y segundo, se siguen sintiendo al margen. Carecen de un espacio solo para estudiantes donde desconectar, comentan. Victoria explica que en otros lugares, como Murcia, el campus es una pequeña ciudad con espacios para tomar un café o incluso jugar a juegos de mesa. En Son Espases solo tienen la cafetería, que evidentemente está frecuentada por pacientes y médicos. "Estar en el hospital tiene muchas ventajas, pero a veces es imposible desconectar", cuenta Ada.

Los puntos positivos de la situación de la facultad son, sin duda, la cantidad de posibilidades de prácticas y dosis de realidad que el hospital les proporciona. "No tenemos microscopio de fluorescencia, pero el servicio de inmunología sí, y nos lo deja. No tenemos ni que cambiar de planta", explica Raquel. Otros beneficios son, por ejemplo, la posibilidad de asistir a autopsias cuando los doctores les invitan, o interrumpir un seminario teórico para visitar al servicio y ver de manera práctica y directa lo que están estudiando.

El desarrollo de la carrera de Medicina cuenta con la Delegación de Estudiantes de dicho grado, una organización que fue muy deseada desde el primer momento. La lejanía del campus de la Universitat de les Illes Balears genera dificultades a la hora de ser escuchados, pero ya se han conseguido objetivos. Un obstáculo añadido es la falta de tiempo, pues vincularse a delegaciones de estudiantes es un sacrificio, explican las chicas.

Vocación y recursos

Son Espases alberga entre sus entresijos multitud de pasillos y departamentos, de los cuales reserva una parte para los estudiantes de Medicina. Por su parte, el impulso de la facultad trajo consigo un deseo hecho realidad: las prácticas con piezas cadavéricas. No imprescindible, pero sí tremendamente beneficioso. Así lo justifica Alfonso Rodríguez Baeza, profesor de Anatomía y Embriología Humana de la Universidad Autónoma de Barcelona, que tiene un convenio de colaboración con la Facultad de Medicina balear.

Su labor en las islas es guiar a los profesionales de Mallorca haciendo uso de su experiencia como médico y profesor . Éstos se enfrentan a la inexperiencia en docencia con vocación y muchísimas ganas. Así lo afirman tanto el alumnado, que se siente muy cuidado por sus maestros, como el doctor Rodríguez, que ve muy claro que para los médicos la docencia es una actividad que hacen más por ganas que por dinero. Las estudiantes cuentan que el profesorado se esfuerza en elaborar constantemente pequeñas actividades para valorar si el alumnado comprende bien las clases, y que se muestran encantados de resolver dudas en cualquier momento.

Esta ilusión ha conseguido que entre todos modulen la asignatura de Anatomía, impartida por 24 profesores, dividida en tres módulos y en los dos primeros cursos. Rodríguez, en la retaguardia, acude una semana al mes a la facultad y ayuda en lo que los profesores titulares de la asignatura vean necesario. En ocasiones prepara algunas piezas cadavéricas, otras veces ayuda en la elaboración de las preguntas de los exámenes y también da alguna clase de refuerzo.

Considera que algunas de las mayores dificultades que alberga la asignatura son, por ejemplo, la cantidad de temario que hay que dar en un tiempo reducido. Según explica el doctor, con el sistema de créditos europeos cada vez se acorta más. "La misma información puede darse con menos detalles, pero el cuerpo no se acaba en la rodilla. Hay que explicarlo todo", cuenta Rodríguez. Por otro lado, aunque no menos importante, destaca la complejidad de hacerse una idea espacial del cuerpo, para lo cual son muy útiles las prácticas con piezas cadavéricas.

Material humano

Rodríguez organizó también parte de la llegada del material humano para las prácticas, así como los espacios donde se guardan estos. En la planta baja de Son Espases, cerca del área de Radioterapia, una puerta gris da a dos salas de disección, anexionadas a otra más pequeña con neveras para mantener las piezas. Éstas llegaron desde Cataluña ya en el primer curso de Medicina, pero fue en segundo cuando con la colaboración del doctor Rodríguez, llegaron dos cuerpos enteros y se especificaron los enfoques de la asignatura de Anatomía. Estos recursos se transportan mediante un ascensor a la planta superior, donde se encuentra la sala de disección para el alumnado. Ésta cuenta con cuatro mesas, buena iluminación, renovación de aire y sistemas de seguridad. Suficiente para que los alumnos se dividan en pequeños grupos y puedan recibir una buena atención.

La posibilidad de abrir un sistema de donación de cuerpos para el estudio en las islas ya se discutió en los inicios de la facultad. Al doctor Rodríguez no le pareció ni le parece factible por el momento. "El problema con la donación de cadáveres es que en las islas no se tiene la garantía de poder responder y hacerse cargo de todos los cuerpos que se donen". El doctor explica que una vez se activa el procedimiento, hay que responsabilizarse del cien por cien de las donaciones que lleguen. Si bien es una idea que está en el tintero, sería necesario ampliar la infraestructura del área de Anatomía.

Rodríguez era estudiante de Medicina en Barcelona en torno al año 1977. Ya entonces, algunos de sus profesores viajaban a Mallorca para dar unas clases intensivas y volvían a sus labores en Cataluña. "El grupo de Mallorca", recuerda el doctor. La Facultad de Medicina de las Illes Balears ya era caldo de cultivo.

Posteriormente, hace unos diez años, el equipo rectoral de la UIB contactó con él y otros profesionales con el objetivo de elaborar un plan de estudios de la carrera de Medicina. Confeccionaron dicho plan y lo presentaron, pero no prosperó políticamente. Finalmente el proyecto se hizo realidad y en 2016 se inauguró la facultad y la carrera de Medicina. También entonces el doctor Rodríguez fue contactado con el objetivo de crear un convenio de colaboración, aunque no llegó a haber un acuerdo. No obstante, para el año siguiente sí que lo hubo y se incorporó como soporte de la asignatura de Anatomía, firmando un convenio que acaba de renovar.