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Margalida Rosselló: "En Madrid no pintábamos nada hace 20 años, ni hoy, ni en el futuro"

Margalida Rosselló (Felanitx, 1959) es pedagoga, profesora de Instituto y cofundadora del partido Els Verds. La primera consellera ecologista...

Margalida Rosselló: "En Madrid no pintábamos nada hace 20 años, ni hoy, ni en el futuro"

—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Quieren ustedes acabar con el tercer Pacto de Progreso?"

—En absoluto, no estamos a favor ni en contra del Pacto, solo pretendemos exponer una masificación turística y urbanística que no tiene precedentes ni límites.

—En 1999, fue la primera consellera verde de España.

—Fue un reto de magnitud, ocurría por primera vez en el Estado. Los Verdes teníamos que demostrar que éramos un revulsivo, que no solo defendíamos a los pájaros.

—Y cuatro años después, la acusaban de haber hundido el primer Pacto de Progreso.

—Sí, Joan Buades y yo éramos los responsables. Sin una política revolucionaria, Els Verds defendimos el bien común en lugar de someternos a los sectores. Éramos un problema para los intereses de otros partidos de izquierda, que nos veían como un punto discordante.

—Le culparon de la pérdida de Formentera, por prohibir las tumbonas.

—No las eliminamos, regulamos por primera vez la ocupación del litoral, con un exceso de tumbonas en un parque natural. Esto fue utilizado por el Pacto para decir que no se debería haber hecho.

—¿Terraferida

—Es la conciencia, anota en la agenda política, social y periodística que vivimos una situación límite. Terraferida no cambia el relato, propone realidades diferentes a quienes esperaban un cambio del Pacto de Progreso.

—¿Cuál es el mejor argumento contra la autopista de Campos

—Que solo sirve para llegar más deprisa a los atascos a la entrada de Palma. Quienes hoy gobiernan, estaban con nosotros detrás de las pancartas antiautopista. El Pacto nos culpa de la llegada de la derecha, y ya la tienen dentro.

—Matas llamó a los antidisturbios para defenderse de usted.

—Era en 1998, en la Casa de Cultura de Felanitx. Nos manifestábamos con la plataforma antiautopista, precisamente. Había familias y niños, no se vivía una situación tensa. Intentábamos hablar con el president Matas, y de repente llegaron los perros y los antidisturbios.

—¿Terraferida o Gob?

—Ni una ni otro, todo suma. He sido socia del Gob, no actualmente, y la gente ha de darse cuenta de que no hay futuro sin un modelo de contención. Me soprende que hubiera más debate sobre estos asuntos veinte años atrás, hoy todo es marketing y miedo a los sectores.

—El Govern dice de ustedes: "¿Y qué harán, votar a GovernBiel Company

—¿Y ellos qué harán?, porque la gente decidirá en función de su planteamiento. Los partidos políticos han perdido la mirada, repudian a los movimientos sociales, no escuchan.

—¿El animalismo acabó con el ecologismo?

—El animalismo es muy loable en lo ético, y es cierto que las propuestas ecológicas no están hoy tan vigentes. Los ecologistas molestamos a todos, tocamos el núcleo de la cuestión y hay intereses para arruinarnos, el animalismo no tiene la misma connotación.

—Como profesora, puntúe a los Pactos de Progreso.

—El primero, un siete, porque quedan cosas vigentes de aquellos cuatro años. Al segundo Pacto, un seis, no se ha vuelto a desclasificar suelo desde entonces. Al actual no lo aprobaría, aunque me resulta difícil ponerle una nota concreta. Si hace treinta años ya hablábamos de emergencia ecológica, la situación actual es insostenible.

—Creó la primera ecotasa, copiada en toda España.

—Y no era la que nos hubiera gustado. La gente de Celestí Alomar lo tenía claro, pero tuvimos que luchar mucho dentro del Pacto. La actual no es una ecotasa, tergiversa el concepto, es un impuesto turístico que se destina a vivienda social o al alumbrado público de un paseo marítimo.

—Y Els Verds se vistieron de rojo.

—Hubo un debate entre los partidarios del modelo Iniciativa y quienes queríamos mantener la autonomía. Perdí por un voto. Hay que admitirlo, pero como cofundadora de Els Verds me entristece que los herederos de esa denominación hagan cosas que no entiendo. Una autopista es un límite muy claro para la gente verde.

—Madrid ya se reía de nosotros en sus tiempos.

—A la hora de repartir, en Madrid no pintábamos nada hace veinte años, ni hoy, ni en el futuro. Somos una potencia económica, pero en mejoras sociales siempre viajaremos en el furgón de cola.

—¿Cuántas cruzadas ha ganado Terraferida?

—Ha intentado dar voz a la tierra, al agua, al aire. Me enorgullece Terraferida, incluso cuando sus propuestas se quedan en la denuncia.

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