El IB-Salut del Govern convocó el pasado fin de semana un concurso oposición para cubrir 271 plazas de médicos de Atención Primaria, en el cual se presentaron un total de 488 aspirantes. En plena polémica por el decreto de catalán en la sanidad pública, el IB-Salut optó por no crear polémicas y repartió el examen en castellano y con posterioridad el tribunal pidió si alguien lo prefería en catalán. Algunos de los presentes en las diversas aulas de la UIB, donde se realizaron las pruebas, relataron como la conselleria de Salut dio máxima prioridad al castellano y el catalán quedó relegado como una lengua de segunda categoría.

En varias de las aulas, al ver que solo dos o tres de los aspirantes presentes pedía catalán, rompieron en aplausos ovacionando de forma expresa que las pruebas fueran mayoritariamente en castellano. Había muchos aspirantes a médico de familia de otras comunidades autónomas y también procedentes de países sudamericanos, todos ellos castellano parlantes. Además, hay que tener en cuenta que toda la temática y el material de consulta está en castellano y ello influyó de forma especial.

En concreto, las pruebas que se realizaron ayer domingo en la UIB, convocadas por el IB-Salut, eran para cubrir 217 plazas vacantes de personal estatutario de la categoría de médico de familia en equipos de atención primaria y 54 de la categoría de médico de urgencia hospitalaria. Hay que decir que el 7% del total de las plazas se reserva para personas con un grado de discapacidad igual o superior al 33%.

La consejera de Salud, Patricia Gómez, y el director general del Servicio de Salud, Juli Fuster, visitaron a primera hora del domingo a los aspirantes para animarles. Posteriormente también visitaron a los componentes del dispositivo organizado por el servicio de salud y a los miembros de los tribunales que optaron por repartir el examen en castellano y luego pedir si había alguien que lo quisiera en catalán.