Pese a la firme apuesta que Govern está haciendo en favor de la implantación de vehículos eléctricos en las islas, la patronal de distribuidores ve una asignatura pendiente la puesta a punto de las electrolineras. "La mitad de los puntos de recarga no funcionan por falta de mantenimiento", según denuncia el presidente de la asociación balear de distribuidores de automóviles (ASEDA), Andrés Vidal.

Según Vidal, este es uno de los motivos que explican el desinterés de los consumidores de las islas por los coches eléctrico. La otra razón, y también la principal, es el precio, ya que si se puede adquirir un turismo de gasolina por10.000 euros, en los eléctricos este importe crece hasta los 30.000.

Eso explica que los distribuidores consideren que las condiciones existentes distan mucho de favorecer la adquisición de estos coches, al menos hasta que su precio se reduzca y se logre incrementar su autonomía, punto este último que ya presenta mejorías en algunos modelos.

Y es que en los nueve primeros meses del año la demanda de estos vehículos ha sido extraordinariamente débil. Hasta septiembre se han adquirido en el archipiélago unas 200 unidades, lo que implica que se va a cerrar este año sin alcanzar los 300 coches eléctricos comprados en las islas, o lo que es lo mismo, un 0,6% del total de las ventas registradas, según los datos facilitados de la patronal.

Y todo ello en un contexto de fuertes inversiones públicas para la implantación de puntos de recarga (electrolineras) en el archipiélago, y con la exigencia de hacer otro tanto para algunas empresas privadas (el plan de equipamientos comerciales va a obligar a las grandes superficies a instalar uno por cada 40 plazas de estacionamiento).