Decenas de personas acudieron anoche a la Parroquia de la Mare de Déu dels Dolors de Manacor para asistir a la misa funeral por el pequeño Arthur Robinson y su madre Joana Lliteras, dos de los fallecidos el pasado día 9 de octubre en las inundaciones de la comarca de Llevant.

El templo se quedó pequeño para acoger amigos y vecinos que quisieron acompañar en el duelo a los familiares mallorquines y británicos de las dos víctimas mortales.

Entre los vecinos de Manacor que quisieron dar el pésame a la familia se encontraba el tenista Rafa Nadal, que durante las trágicas inundaciones se volcó con los afectados, primero ayudando a que Sant Llorenç recuperara la normalidad trabajando entre el barro de las calles y viviendas como un voluntario más. Y también ofreciendo las instalaciones de su academia de tenis para acoger a los damnificados por la riada.

El sepelio, que fue oficiado por el rector Antonio Amorós, empezó poco antes de las 20.00 horas y a el acudieron también las autoridades, como la presidenta del Govern, Francina Armengol; la delegada del Gobierno en Baleares, Rosario Sánchez; la consellera de Hacienda y Administraciones Públicas, Catalina Cladera; la alcaldesa de Manacor, Catalina Riera, así como otros concejales de las localidades de Manacor y Sant Llorenç.

Por parte de la familia de Joana Lliteras recibieron el pésame, David Robinson, marido de la fallecida, Sebastià Lliteras, Margalida Planas y Belis Lliteras, entre otros.

La historia de Joana Lliteras ha conmovido a los ciudadanos. La ya conocida como la madre coraje, farmacéutica de Manacor, de unos 40 años, iba en el coche junto a dos de sus hijos, de 5 y 6 años el día de la tragedia. En la rotonda de la salida de Sant Llorenç hacia Son Carrió, la riada empezó a arrastrar su turismo.

Lliteras llamó a su marido para explicarle lo que le estaba pasando. La llamada se cortó abruptamente. La mujer logró sacar a su hija menor, Úrsula, que fue rescatada por un ciclista alemán cuando flotaba en mitad de la riada. Joana y su hijo, Artur, acabaron desapareciendo junto a su Hyundai negro. El cadáver de la madre fue localizado en Son Carrió, cerca del cauce del torrente. Y el pequeño Arthur pasado miércoles por la mañana después de ocho días de búsqueda