Company se equivocó. No ya en los temas en los que centró su crítica a la gestión del Govern. Si bien es cierto que hay algunos más, los puntos débiles del Ejecutivo son los que señaló. Erró en el planteamiento. En eso que le repitió en una o dos ocasiones a Armengol, de que ella era la que sometía su gestión a examen. Realmente, era él quien estaba a examen. Company debía pronunciar su discurso de presidenciable. Explicar las líneas maestras de su proyecto más allá de la decena de medidas que lanzó, ya en medio del y tú más. Sólo debía mencionar los problemas de Balears para detallar cómo resolverlos.No construyó un relato y se limitó a vomitar los puntos negros de la gestión del Pacto, en ocasiones con demasiada fácil respuesta. No asumió el rol de presidente. Se conformó con seguir siendo el líder de la oposición.
