El sarampión, una enfermedad evitable con una vacuna, está cobrando presencia en Europa y el número de enfermos crece exponencialmente debido principalmente a los movimientos antivacunas. En los primeros seis meses de este año en la Unión Europea se han detectado más de 41.000 casos y 37 víctimas mortales, entre las que hay tanto niños como adultos. Balears de momento se mantiene al margen de este peligroso rebrote y los números de enfermos por sarampión son insignificantes.

En toda España, se contabilizaron 200 casos en el primer semestre del año (28 de ellos en Cataluña). Sin embargo, en las islas y desde enero hasta el pasado 20 de agosto, el servicio de Epidemiología solo ha contabilizado dos casos: uno nacional y otro importado (la infección se ha contraído fuera de España). En 2017, se registró sólo un caso en todo el año.

Entre el año 2000 y el 2016 se detectaron un total de 214 enfermos por sarampión en Balears. En el periodo entre el 2010 y el 2013 se registró un pico destacado. En 2012 se confirmaron hasta 77 casos.

En 2016, Epidemiología registró cinco casos, todos ellos autóctonos (tres por un brote en Sant Josep de Eivissa; uno en Palma y otro en Lloret). De estos, uno era un niño de tres años y otro de siete y no habían sido vacunados Respecto a los tres adultos infectados, uno tampoco había sido vacunado mientras que de los otros dos no se puedo confirmar si habían recibido la vacuna.

Para Edelmiro Vergés, pediatra y vocal en el Comité Asesor de Vacunas de Balears en representación de la Sociedad de Pediatría Balear, es una buena noticia que en las islas sigamos lejos de las terribles cifras que azotan Europa y lo achaca al hecho de que aún mantenemos una tasa de vacunación del 97%. Esto quiere decir, que solo tres de cada cien niños no recibe sus vacunas (y en ese porcentaje se incluyen niños que no han podido ser vacunados por padecer enfermedades que les producen inmunodepresión).

La situación actual en las islas, y en general en España, es por tanto buena en este sentido en comparación con países como Italia, Francia o Rumanía, pero Vergés insiste en la necesidad de no confiarse: "Si ha pasado en estos países, ¿por qué no puede pasar aquí?

Recuerda que bastaría con que el porcentaje de primovacunación bajara al 95% (apenas tres puntos porcentuales) para que se pierda el efecto 'inmunidad de rebaño' (que se produce cuando se alcanzan tasas altas de vacunación y se traduce en un efecto protector sobre los niños no vacunados).

Por eso, remarca: "La cobertura de vacunación no puede bajar y es importante que todas las administraciones nos pongamos las pilas impulsando políticas activas provacunación desde todos los ámbitos: médico, político... no permitir que aquí prendan y cojan fuerza grupos antivacunas como los de otros países".

Él de momento asegura no tener constancia de que en Mallorca haya grupos antivacunas. Vergés recuerda que el beneficio de las vacunas está demostrado con "una evidencia científica aplastante" y lamenta que mientras en los países más pobres la población está "ávida"por recibir vacunas, en los países desarrollados, donde el fantasma de la muerte por algunas enfermedades se ve como algo inconcebible, nazcan estos movimientos que creen que pueden permitirse rechazar las vacunas. El médico rechaza establecer que la vacunación sea obligatoria, ya que asegura que se ha demostrado que las normativas hechas en este sentido generan el efecto contrario: "Hay que prevenir", reitera, "o solo nos quedará lamentarnos cuando nos llegue el brote de sarampión, como les ha sucedido a nuestros vecinos".