La educación es mixta (en la mayoría de centros), pero la coeducación aún no se ha alcanzado. Así lo subraya Francesca Salvà, profesora de Pedagogía de la Universitat y coautora, junto a Rosa Rosselló y Elena Quintana Murci del volumen Coeducar y prevenir la violencia de género en la Educación Secundaria Obligatoria.

El título del manual deja claro el objetivo de este volumen y el subtítulo, Orientaciones y recursos, especifica su carácter práctico; su afán de convertirse en un instrumento útil para los profesores docentes que quieran avanzar en la coeducación como paso necesario para promover la igualdad y combatir la violencia de género, ofreciéndoles una recopilación ordenada de gran cantidad de materiales, guías didácticas, propuestas de actividades, vídeos e incluso canciones confeccionadas por distintos organismos españoles y accesibles en internet.

El libro, que ha contado con una subvención del Institut de la Dona, pivota alrededor de la ley autonómica de 2016 sobre igualdad entre mujeres y hombres, que fija una serie de objetivos para alcanzar la escuela coeducativa.

"Es necesario romper el espejismo de la igualdad", apunta Salvà, que señala que no hay que obviar que la escuela mixta fue un paso importante que permitió que las mujeres llegaran a unos niveles de educación muy superiores a los de las épocas precedentes, pero que esta escuela se construyó "a partir de un modelo masculino de escuela; con un currículum y una organización fundamentada en valores masculinos y actividades vinculadas a lo masculino". Por ejemplo, indica Salvà, "no se hablan de temas como la importancia de los cuidados, un trabajo que suelen asumir las mujeres, ni sobre las aportaciones de las mujeres en distintos ámbitos".

"Se siguen reproduciendo y reforzando modelos de jerarquía y desigualdad", remarca la investigadora: "Mira qué tareas suelen asumir las madres en las APIMAs; mira cómo están distribuidos los patios...". También señala el trato, sutilmente diferente pero diferente, que reciben niños y niñas: "A ellos se les permite más que sean 'movidos', se entiende como algo natural; a las niñas no se les consiente tanto, está peor visto". Esa diferencia de trato también perjudica a los chicos: "Un niño 'no puede' llorar ni ser afectuoso".

"Coeducar es romper estos corsés de género, tóxicos y obsoletos; sacar lo mejor de cada niño y que puedan actuar sin condicionantes", señala la profesora, que alerta de que las desigualdades a veces no se visibilizan al camuflarse "como opciones individuales", obviando la influencia de determinados agentes socializadores.

Para ir rompiendo esos "corsés" que perviven en la escuela, las autoras han analizado los currículos de las asignaturas y los criterios de evaluación, buscando dónde se pueden insertar contenidos enfocados a la implementación de la coeducación y la prevención de la violencia de género y han concluido que puede hacerse en varias materias y no solo en las más obvias como podría ser Valores Éticos: de Física y Química a Inglés, siempre se puede trabajar la igualdad. Por ejemplo, en Educación Física sugieren utilizar una guía confeccionada por el Instituto de la Mujer de Madrid "para la promoción de la actividad física entre las mujeres". Propone muchos enlaces para aumentar la visibilización de mujeres referentes en áreas como la tecnología y también recursos para el objetivo concreto de prevenir la violencia de género, como un recopilatorio de 150 canciones confeccionado por el ayuntamiento de Valencia para sensibilizar al alumnado.

Guías de lenguaje inclusivo; análisis de estereotipos en la publicidad... los recursos y materiales están ahí. Y ahora los profesores ya los tienen ordenados y listos para su consulta en este manual.