Tres jueces de la Audiencia de Palma confirman que hubo una persecución homófoba en el cuartel de San Fernando contra una agente por su condición sexual. Estos hechos, que se cometieron hace casi diez años, han prescrito y por tanto los autores de esta persecución contra su compañera se quedan sin castigo. Sin embargo, los dos policías locales que cometieron estos hechos han sido condenados por otros delitos. Así, Rafael Puigrós ha sido declarado culpable de coacciones, denuncia falsa y falso testimonio. Tendrá que cumplir cuatro años y dos meses de prisión, además de su inhabilitación como agente. El otro policía local, Alberto Juan, ha sido declarado culpable de coacciones. Ambos agentes, junto al excomisario Rafael Estarellas, han sido absueltos del delito contra la integridad moral y lesiones psíquicas por la prescripción de los hechos.

Aunque esta persecución por razón de la condición sexual de la víctima no se puede castigar, el tribunal confirma que la denunciante sufrió actos de homofobia en el cuerpo de la Policía Local de Palma. Los jueces se decantan por la versión de la denunciante, que relató las situaciones humillantes que sufrió como agente de la unidad motorizada nocturna, frente a las declaraciones de los tres acusados, que se limitaron a negar los hechos.

La sentencia sitúa los hechos en la época que la víctima estuvo en esta unidad, entre 2007 a 2008. Así, Puigrós y Juan, "movidos por su odio y desprecio a la condición homosexual" de su compañera, comenzaron una campaña de acoso contra ella. Le pusieron el apodo de "tijeritas" y, además, delante de ella empezaron a contar chistes de homosexuales para mofarse de su compañera.

Amenazan a una testigo

En el mes de septiembre de 2016 Vivas dio una entrevista en la radio para contar el acoso que estaba sufriendo. Aunque no dio nombres, Puigrós y Juan se sintieron aludidos. Contactaron con una exnovia de la víctima y fueron a visitarla a su lugar de trabajo, identificándose como policías. Uno de ellos le dijo que la denunciante había maltratado a un detenido y que "terminarían con ella". La exnovia se sintió coaccionada al decirle los acusados que sabían donde vivía. La mujer, a fecha de hoy, aún está atemorizada.

Puigrós presentó en el juzgado una denuncia acusando a Vivas de maltratar a un detenido. Era mentira, pues el día de los hechos la mujer no estuvo de servicio. El acusado buscó la ayuda de varios compañeros para que declararan en contra de su compañera. Algunos de estos agentes declararon en el juicio y la impresión que se llevó el tribunal, y así lo resalta en la sentencia, es que no estaban contando la verdad. Es decir, que estaban mintiendo.

El tribunal ha tenido que decantarse por la declaración de la denunciante o por la de los acusados, que negaron los hechos. Y los jueces alcanzan la convicción de que Vivas no miente al denunciar que sufrió una situación de persecución laboral por su condición sexual. La declaración de esta mujer, además, viene corroborada por otros testigos, que confirman que la agente femenina fue víctima de un comportamiento homófobo cometido por varios de sus compañeros. El tribunal justifica que la mujer tardó tanto tiempo en denunciar los hechos, dado el peso que tenían los dos policías en San Fernando.

Sin embargo, la sentencia detalla que algunos de los episodios que ella relató, como por ejemplo que Puigrós la obligó a entrar en un prostíbulo para humillarla, no se ha demostrado y, por tanto, no se puede condenar. Como tampoco se puede sancionar las lesiones psíquicas que padeció la denunciante, dado que también tuvo otros problemas, que le pudieron provocar estas dolencias médicas.