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Opinión

La economía se abre camino

Ya pueden esforzarse nuestros ilustres gobernantes en regular todo lo regulable que la economía, parafraseando la cita de Parque Jurásico, se abre camino sin hacerles puñetero caso. Y más en un lugar como Mallorca, donde todo tiene un precio.

Lo último son las terrazas de nuestras casas. La idea, por disparatada que suene, parece que funciona en otras ciudades. Si tiene usted un espacio desaprovechado en su tejado, ya tarda en sacarle un dinerillo.

Y Palma, en especial su casco antiguo, es una ciudad de maravillosas terrazas. Son muchos los edificios que cuentan con espectaculares vistas sobre la ciudad vieja y el mar, ideales para hacer fiestas, barcacoas o saraos de cualquier índole.

Así que estamos ante un nuevo filón por explorar, que probablemente traerá cola. Habrá que ver si hay espabilados que ofrecen en la plataforma terrazas comunitarias sin consultar con los vecinos, o lo que opinan el resto de residentes de las molestias que causen las celebraciones. Y de nuevo llegará el Govern, tarde, como casi siempre, a intentar poner un poco de orden en esta selva que parece terreno abonado para la economía sumergida.

Habrá que ver qué nuevas sorpresas nos depara esto de la economía colaborativa. ¿Seremos capaces de alquilar nuestros cuartos de baño a los turistas necesitados de alivio? ¿Alquilar nuestras camas para echar una siestecilla? ¿Nuestra plaza de parquing por horas a conductores desesperados? Porque mucho me temo que, si la cantidad es suficiente, venderemos nuestra alma.

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