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Opinión

Matas asegura que es un delincuente

Matas asegura que es un delincuente

Matas asegura que es un delincuente. Cuesta creerle, dada su atormertada relación con la verdad, pero el ministro de Aznar se adhiere en todo caso a su sexta condena por corrupción. Dado que el Código Penal es elaborado por políticos que en el futuro pueden ser condenados por corruptos, varias sentencias contra el jerarca del PP balear solo conllevan la gentil inhabilitación. La pena de tres años de cárcel por el caso Infanta está pendiente del Supremo, por lo que el condenado sigue en libertad como sus amigos Rodrigo Rato o Iñaki Urdangarin. La cárcel se reserva a los políticos independentistas, sin necesidad de juicio.

Matas se declara corrupto diez años después de la pérdida del Govern, y de haber arrojado a los periodistas su declaración de la renta como criterio de pureza. O metidos en efemérides, veinte años después del juicio del túnel de Sóller, donde despuntó el fiscal Juan Carrau. Con el turbo de Pedro Horrach y la dirección de orquesta de José Castro, han desarrollado una labor hercúlea con resultados insignificantes. Ni siquiera contaban con el apoyo mayoritario de sus colegas, un contingente reseñable de los sectores más poderosos de la sociedad se alineaba también con el colega de Rajoy. El trabajo de orfebrería judicial se ha detenido en el hallazgo del dinero, una limitación que no cancela sus méritos.

Matas se suma al consenso de que su segunda presidencia de Balears fue el paraíso de la corrupción. Su confesión debe calibrarse con la estampa pinturera de aquel ministro de Medio Ambiente, que se vendía en la capital como la cara liberal de los conservadores. Ni siquiera el PP le ofrecería hoy un cargo, por lo que ha salido bien librado con sus inhabilitaciones.

Magnánimo, Matas concede una corrupción. Su investigación y condenas han sido un triunfo del asco de la calle. El único, según se ve, las aguas han vuelto a cerrarse. El partido del ministro de Aznar sigue hablando de la ley como si la hubiera inventado. Y algo de eso hay.

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