Mohamed Harrak al Loutah, el presunto yihadista de Son Gotleu acusado de integración en organización terrorista y de intentar planear un atentado en España, aseguró ayer durante el juicio en la Audiencia Nacional que no es miembro del Estado Islámico y que, por el contrario, colaboraba con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Guardia Civil para obtener información sobre personas ya radicalizadas.

En su declaración ante el tribunal, el joven sólo contestó a preguntas de su abogado, al que dijo que su trabajo para el CNI era "crear perfiles" falsos y hacer así "amistad con gente que ya estuviera radicalizada", concretamente con "captadores" en España que quisieran enviar combatientes a Siria e Irak.

El acusado, que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de diez años de cárcel, mencionó que su contacto en el servicio secreto era una persona que se hacía llamar Ángel y que mantuvo varias conversaciones telefónicas con él. También explicó Harrak que envió correos electrónicos con "información" y que desde el CNI le contestaron y le agradecieron su colaboración.

La llamada del Ejército

A la pregunta de si se ha adiestrado para integrarse en el Estado Islámico, respondió que "todo lo contrario", ya que lo que ha pensado alguna vez es alistarse en las Fuerzas Armadas "para combatir al Dáesh". Es más, añadió que vio una "oportunidad" en la Legión Extranjera porque "no miran los antecedentes" y él los tiene por un "problema" del pasado.

No obstante, uno de los policías responsables de la investigación contra Mohamed Harrak desdeñó todas estas afirmaciones y afirmó que el acusado "se declara" seguidor del Estado Islámico y que así lo pudo corroborar un agente encubierto que mantuvo conversaciones con él durante varios meses.

Además, en respuesta a las preguntas de la Fiscalía, la acusación popular que ejerce la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y del abogado defensor, expuso que las conversaciones de Whatsapp intervenidas en su teléfono móvil muestran que "siempre" giraban en torno a "ir a Siria para integrarse en el Estado Islámico" y captar a otros.

También explicó que el acusado tenía con otras tres personas un chat que se llamaba Al Andalusí en el que "hablaron incluso de cometer un atentado en España". Uno de los miembros de este grupo, apuntó, estaba a su vez en otro grupo de Whatsapp que se llamaba Estado Islámico y en el que hablaba con gente ya integrada que escribía desde Siria o Irak.

En los días en los que hablaron de atacar en España, según indicó el agente de Policía, hubo un atentado en Turquía que provocó unos 80 muertos y el acusado "decía de llevar a cabo algo similar en España", aunque sin mencionar una ciudad en concreto, y proponía "contactar con alguien prominente del Estado Islámico para que lo reivindicara". Para probar las acusaciones, el policía también remarcó que a Mohamed Harrak le fueron intervenidos un "manual del lobo solitario" así como "libros académicos sobre yihadismo" y además "hacía búsquedas sobre cómo comportarse para no parecer un yihadista".

Asimismo, resaltó que practicaba airsoft, un deporte que consiste en disparar pintura con armas que simulan ser reales por su tamaño y su peso, algo que, para el agente "no tendría mayor relevancia" salvo por el hecho de que el acusado había mencionado su intención de irse a Siria a combatir.