Un tercer testigo apunta a la presencia de Álvaro Gijón en el prostíbulo de la calle Lluís Martí de Palma, uno de los principales escenarios de la investigación judicial del Caso Cursach. Una prostituta declaró esta semana haber oído hablar a sus compañeras de un cliente apodado el Principito, sobrenombre que según la madame del burdel utilizaban para referirse al político del Partido Popular.

La prostituta señaló no obstante que "nunca le llegó a ver" ya que pasó poco tiempo en el prostíbulo (medio año) y además no consumía drogas y, según su relato, la regente solo quería que se ocuparan de "los clientes importantes" las que sí consumían.

Esta mujer indicó ante el juez que como además no se había operado los pechos y "no era la que más resaltaba", no le daban oportunidad de "ocuparse de él". Así, indicó que los apodos y otras referencias a clientes las sabe de oídas de sus compañeras.

Ratificó que la regente (principal testigo protegida del caso) llevaba una agenda en la que iba anotando cada día el nombre de la chica, los servicios que hacían, lo que consumían los clientes... Señaló que le parecía recordar que también apuntaba teléfonos de clientes a los que llamaba cuando llegaba alguna chica famosa o muy llamativa.

Asimismo, confirmó que en el piso de la calle Lluís Martí se realizaban orgías a las que acudían chicos para prestar servicios sexuales y en las que se ofrecía droga. Ella no iba ya que la regente del club no permitía que entraran a estas fiestas las chicas que no consumían y por eso argumentó no poder identificar a los hombres que acudían. Solo estuvo presente en una en la que, según su relato, había varios hombres en el salón y fue una auténtica orgía.

Según declaró en su momento la madame, tanto Gijón como José María Rodríguez acudieron a estas fiestas supuestamente pagadas por Bartolomé Cursach, acusaciones que ambos políticos niegan de plano.

La testigo relató que las chicas hacían salidas a hoteles, fincas y discotecas como Tito's. Aseguró que todos los que estaban en la sala vip de este club propiedad de Cursach sabían que las prostitutas tenían que entrar en el despacho de Jaime Lladótenían que entrar en el despacho de Jaime Lladó, el director, donde tenían relaciones con él o quien fuera. Ella no vio de forma descarada que se consumiera cocaína u otras sustancias, pero sí que los clientes iban con frecuencia a los reservados y a los baños vip.

En esta sala fue donde conoció a un trabajador de Tito's que fue pareja suya durante un tiempo, pero al que dejó porque se había vuelto violento. Éste aseguró que la declarante había ejercido la prostitución en otro piso de Palma al que él había remitido clientes desde Tito's, algo que ella desmintió. Achacó la mentira de su expareja a una estrategia para no decir la verdad y encubrir a sus jefes en Titos, ya que realmente dirigía a los clientes de la discoteca a pisos propiedad de Jaime Lladó y de otro responsable de sala donde se ejercía la prostitución.

Por último, indicó haber hablado con un trabajador de Titos que le dijo que ninguno de ellos dirá nada ya que han sido advertidos de que no deben hacerlo. Se les ha dicho a los empleados que la causa es una trampa contra Cursach por haberse metido en el sector hotelero, pero que en realidad el magnate es "un buen hombre". Según la testigo, se les ha avisado además de que si sigue en la cárcel "todos se quedarán sin trabajo".

El piso de Lluís Martí

Una de las defensas personadas en la causa ha presentado un escrito ante el juez en el que asegura que la casa de la calle Lluís Martí habría estado deshabitada de 2012 a 2016 (según la testigo protegida funcionó como prostíbulo del 2014 a 2016).

En su escrito ante el juez Manuel Penalva, uno de los abogados defensores asegura que el citado piso estuvo vacío entre 2012 y 2016, tiempo durante el cual estuvo en la cartera de dos inmobiliarias. El letrado solicita que el juzgado lo compruebe con estas dos empresas y también solicita que se emita oficio a Emaya y a la compañía eléctrica para que aporten una relación de facturas.