Al menos dos pacientes de cáncer que tomaron el Minerval, un fármaco experimental investigado dentro de una causa por estafa, tuvieron mareos, vómitos y diarreas a consecuencia del producto, según dos testimonios. Varios testigos han explicado también que el imputado Pablo Escribá, doctor en Biología y catedrático de la UIB, les pautaba las dosis de Minerval que tenían que consumir a diario. Tal y como avanzó ayer este diario, la Agencia Española del Medicamento, dependiente del Ministerio de Sanidad, ha notificado al juez que el Minerval carece de autorización para venderse como medicamento.

Una mujer mallorquina que sufre un tumor cerebral ha declarado que contactó, en noviembre del año pasado, con Escribá para interesarse por el Minerval. El catedrático de la UIB le manifestó que era un fármaco indicado para el cáncer y especialmente para tumores cerebrales. El investigador de la UIB le pautó que debía tomar 18 pastillas de Minerval al día: seis por la mañana, seis al mediodía y seis por la noche, durante 15 días. Esas dos semanas eran un ciclo, que cabía repetir varias veces.

Doce botes de Oleate Plus

La paciente compró el Minerval, que Escribá le vendió bajo el nombre de Oleate Plus, en la creencia de que podía mejorar su estado y tras someterse a radioterapia y quimioterapia. El fármaco experimental le fue sumistrado a través de la empresa Bega Pharmaceuticals, que le cobró 2.204 euros por 12 botes de Oleate Plus (Minerval). La testigo ha relatado cómo Escribá le aclaró, en una cita en una cafetería próxima al domicilio del también profesor universitario, todas las dudas que podían surgir sobre el producto y su adquisición. Cuando la enferma empezó a tomar el Minerval se encontró peor de lo que estaba y sufrió "múltiples episodios de vómitos, diarreas y mareos".

La declarante aseguró que informó de esos efectos secundarios a Escribá, quien le aconsejó que ella misma fuera reduciendo la cantidad de pastillas hasta que se encontrase mejor.

La testigo no notó ninguna mejoría en su tumor y, por el contrario, la evolución de su cáncer no ha sido positiva. La enferma ha reconocido ante los investigadores que el producto facilitado por Escribá ha resultado ser insuficiente o inocuo para su dolencia.

Otro testigo, hermano de una mujer mallorquina fallecida de cáncer en octubre del 2010, ha manifestado que compró en 2008 el Minerval directamente a Escribá en su despacho de la UIB y abonó unos 3.500 euros. El producto le fue proporcionado en una bolsa de plástico y en forma de polvos. Otra segunda bolsa contenía cápsulas vacías y una pequeña espátula para rellenar esos comprimidos.

Pablo Escribá les habría facilitado, siempre según este testigo, todas las instrucciones sobre la administración del Minerval a su hermana, la cantidad que había que comprar y el precio.

El declarante adquirió después otra cantidad del producto, por la que pagó menos dinero.

La enferma combinó el Minerval con el tratamiento que le daban en dos hospitales de Palma, pero cuando empezó a tomar el remedio adquirido en la UIB tuvo mareos, diarreas y vómitos.

La familia de la enferma mantuvo contacto a través del correo electrónico con Escribá, que facilitó instrucciones sobre el tratamiento y las tomas.

Hacer resonancias

El catedrático de Biología Celular también aconsejó que se le realizaran resonancias a la paciente para comprobar su evolución.

Escribá comentó a la familia de la enferma que había que esperar tres o cuatro semanas después de finalizado el tratamiento de Minerval para observar sus efectos. Pasado ese plazo convenía hacer a la mujer una resonancia.

El catedrático de la UIB confesó a la primera de las enfermas citadas que la Unión Europea no le permitía vender el Minerval por temas burocráticos, así que había decidido cambiarle de nombre y comercializarlo como un complemento alimenticio y no como un complemento anti-cancerígeno. De esta forma el futuro fármaco pasó a llamarse Oleate Plus en vez de Minerval, según el propio investigado. Este testimonio contrasta con una de las principales líneas de defensa de Escribá que diferencia claramente entre el Minerval y el Oleate Plus, de los que dice son productos diferentes.

El boca a boca e internet condujeron a muchos desahuciados por el cáncer o a sus familias a escribá, según están reconstruyendo los investigadores.

La familia de otra mujer mallorquina enferma de un tumor cerebral y que ya ha fallecido ha explicado que un empleado bancario que conocía a la empresa de Escriba Lipopharma por motivos profesionales les habló del Minerval. Ese contacto les rogó que no dijeran nada a nadie sobre ese posible remedio para el cáncer porque era un tema confidencial y les facilitó una cita con Escribá, quien también pedía discreción a los compradores.