Un investigador que durante años formó parte de uno de los equipos de Pablo Escribá, el catedrático de la UIB acusado de presunta estafa, ha criticado ante los investigadores la venta prematura del Minerval.

Este científico ha prestado declaración ante los investigadores y ha explicado que un familiar suyo enfermó de cáncer y Escribá le propuso que tomara el Minerval.

El testigo ha manifestado que rechazó esa posibilidad porque era un producto en fase de investigación y que todavía no se había administrado a ninguna persona y lo veía arriesgado.

El investigador ha añadido que los comienzos de Escribá con el ácido 2-hidroxioleico fueron buenos, pero después se saltó los ensayos clínicos y vendió el medicamento como si fuera legal, algo que le parece irregular.