El año que acaba de comenzar mantendrá el sendero de crecimiento iniciado en 2013 por lo que a inversiones en el sector balear de la construcción se refiere, según las previsiones de la gerente de su patronal, Sandra Verger, aunque con la advertencia de que el ritmo con que lo hace podría perder algo de su actual intensidad.
¿En qué ramas se espera la evolución más positiva? En primer lugar, en la edificación de viviendas, pese a que una gran parte de los nuevos proyectos previsiblemente seguirán destinados a una clientela de alto poder adquisitivo debido a que el valor que el suelo de las islas tiene en la actualidad deja poco margen para iniciativas que puedan estar al alcance del bolsillo de la mayoría de los residentes en el archipiélago. La ventaja es que la caída en este campo durante la crisis ha sido tan fuerte que deja ahora espacio para su recuperación.
Verger también pronostica un buen comportamiento de la obra pública, impulsada en parte por la previsible entrada de fondos desde el Gobierno central vinculados al convenio de carreteras.
En este aspecto, hay que recordar que el nuevo Ejecutivo balear tiene en mente desarrollar actuaciones como el anunciado desdoblamiento del eje Llucmajor-Campos que sirva para dar continuidad a la autopista de Llevant, pese a ser una actuación sin esa envergadura, o el nuevo eje viario que deberá comunicar la autopista de Inca con la carretera de Sóller.
Por contra, se admite que las inversiones en proyectos turísticos previsiblemente descenderán, a la vista del elevado número de hoteles que ya han sido reformados durante los últimos años.
Y por lo que respecta a la edificación no residencial, se da por hecho que se mantendrá en niveles mínimos debido a que sigue en vigor la moratoria contra el desarrollo de nuevas grandes superficies comerciales.
