Francisco Castañer, propietario del desaparecido hotel Rocamar (Port de Sóller), afirmó ayer ante el juez que no se quedó un solo euro de los 971.000 que abonó el Govern por la adquisición del establecimiento. Según consta en la escritura de compraventa, firmada ante notario el 12 de septiembre de 2012, Castañer recibió de manos del entonces conseller de Turismo, Carlos Delgado, dos cheques bancarios nominativos, uno por importe de 100.000 euros y otro por 871.671 euros.
"No me quedé con nada del dinero de la operación", declaró Castañer ante el magistrado y la fiscal Anticorrupción, a preguntas de la letrada del Govern. Castañer contestó también que no se "quedó con los cien mil euros del cheque". El dueño del hotel negó haber comparecido para dicho acto en la notaría de Julio Trujillo, y señaló que la escritura se rubricó en la sede de la propia Conselleria, delante de "dos notarios y tres banqueros". El imputado, que ayer declaraba por segunda vez en este proceso, afirmó: "Yo solo firmé y me marché".
Asimismo, explicó que fue el padre del jefe de la Inspección Turística -Jaume Ensenyat, ya fallecido- quien le dijo que fuera a la propia Conselleria y no a la notaría para formalizar la venta. Durante la misma "estaba Josep Francesc" Ensenyat, el citado jefe de la Inspección, desveló ayer Castañer. Por otro lado, el propietario del Rocamar insistió en que la familia Ensenyat no le había prestado el casi millón de euros que ésta sostiene, sino "unos dos millones y medio de pesetas". El hotel se puso como aval para ese préstamo de cantidades nada coincidentes.
