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Entrevista

Rosa Cursach: "La falta de paridad del Govern prueba que ser progresista no supone igualdad de género "

"En violencia de género vamos hacia atrás porque hemos ido hacia atrás en igualdad" - "En Balears hay afición a hacer comentarios machistas y homófobos. Suele coincidir" - "Las mujeres debemos ejercer derechos. Si alguien me dice "no soy feminista ni machista", cambio de canal"

Rosa Cursach posa en el Institut de la Dona para esta entrevista. Guillem Bosch

Profesora de filosofía, religión y ética del Colegio Beato Ramon Llull de Inca hasta su nombramiento en julio del pasado año como directora del Institut Balear de la Dona, su trayectoria profesional ha estado vinculada a la docencia y la investigación y divulgación sobre desigualdad, políticas de género y feminismo. Convencida de que la sociedad está retrocediendo en lo que se refiere a la igualdad de género, sostiene que “el antídoto contra la violencia de género está en la igualdad” y no admite ambigüedades en este ámbito.

-Feminista, teóloga y profesora de religión y ética. Es una rara avis.

-Y profesora de filosofía, también. Efectivamente, soy una rara avis. Es como un oxímoron, ¿no? En esa contradicción de términos es donde esta la verdad, si es que existe la verdad. Eso tan extraño de ser teóloga y feminista tiene esa contradicción aparente que da muchas posibilidades. Además la teología te da muchos recursos para darte cuenta de qué forma se construyen sagrados en el mundo. Por ejemplo, la economía tiene mucho de religioso, con toda esa parte de misterio, de conceptos difíciles de entender para los que necesitamos sacerdotes de la economía que nos las expliquen.

-¿Qué se encontró al llegar al Institut de la Dona?

-Encontré que el 95 por ciento de su presupuesto se destina a las víctimas de violencia de género. Hay muy poco presupuesto para prevención. Llegué en julio y en tres meses tuve que preparar los presupuestos para este año, con muy poco tiempo para saber aún por donde canalizar los cambios. No se puede quitar nada de los fondos destinados a las víctimas, eso es evidente. Pero si sólo atendemos eso, nos olvidamos de todo lo que es la prevención y así nunca acabaremos con el problema.

-El presupuesto del Institut este año, con el Govern del Pacto, prácticamente no ha aumentado.

-Sólo ha aumentado 100.000 euros. Espero poder tener más presupuesto el próximo año. Estoy dedicando muchos esfuerzos a coordinación con diferentes áreas del Govern y de las distintas administraciones. La transversalidad de las políticas de igualdad es un mandato de los acuerdos de gobernabilidad y estoy dedicando esfuerzos a que se materialice en cada area.

-De las 43 direcciones generales del Govern, sólo 12 están en manos de mujeres. Este año sólo dos mujeres recibirán el premio Ramón Llull de la Comunidad. No parece que esté usted teniendo mucho éxito, al menos en lo que se refiere a la paridad.

-Hay dos partidos que gobiernan, PSOE y Més, que tienen que conjugar cuotas territoriales, de partidos... Al final, cuando hay muchas cosas que conjugar, la de la paridad siempre sale perdiendo. He hablado con el Govern de este tema pero... Hace falta formación y gafas violetas. En los premios Ramon Llull, ya que dicen que el próximo año sí serán paritarios, no estaría de más que hubiera bastantes más mujeres galardonadas que hombres.

-¿Le ha decepcionado que un Govern de progreso cuyos partidos hacían bandera de la paridad no sean capaces de aplicarla en sus nombramientos?

-Todavía no porque les doy un margen de confianza. Tengo esperanzas en que irán adoptando medidas. Pero sí me entristece. De algún modo me ha hecho aterrizar, en el sentido de que ha quedado claro que no se puede dar por supuesto que el ser progresista lleve incorporada la igualdad de género y el feminismo.

-Desde el 1 de enero el Institut depende de la conselleria de Presidencia, y no de la de Asuntos Sociales. ¿Ha sido positivo?

-Hace solo un mes que depende de Presidencia. Era una demanda de los movimientos feministas y un acuerdo de los partidos del Pacto. Es la Conselleria más adecuada para aplicar la transversalidad de las políticas de igualdad en toda la acción de Govern, que es un objetivo que aun no se ha conseguido.

-¿A cuántas mujeres atendió el pasado año el Institut de la Dona?

-Aún no tenemos cerrados los datos. Sí le puedo decir que en los últimos cuatro años, incluyendo 2015, pidieron asistencia psicológica 1.800 mujeres. En lo que se refiere concretamente a violencia de género un dato relevante es que hasta el tercer trimestre del pasado año hubo 3.651 denuncias en Balears por violencia de género. En 2014 fueron en total 4.687. Más o menos, las denuncias se mantienen desde 2011 en más de 4.500.

-¿Estamos dando pasos atrás en lo que se refiere a violencia de género o es una impresión porque cada vez se pone más el foco en ella?

-Vamos hacia atrás, porque hemos ido hacia atrás en igualdad. En la macroencuesta sobre violencia de género se mostraba como uno de los problemas con las chicas adolescentes es el de no percibir el control a través de las redes sociales como violencia de género. Por un lado denunciamos y sacamos en los medios que las chicas no tienen protección, que el control a través de redes sociales es violencia de género y por otra parte vemos publicidades donde se refuerza ese tipo de violencia. El otro día salían las cuatro películas más taquilleras de los últimos años entre adolescentes y todas seguían reproduciendo roles estereotipados de género. El patriarcado y la cultura machista va encontrando las grietas por las que reproducirse. El patriarcado es un sistema metaestable, se va adaptando a las nuevas tecnologías.

-¿Qué les dice a quienes consideran que la frase ‘nos estan matando’ es una exageración?

-Es que no es una exageración. Cada 48 horas hay una mujer asesinada en el mundo por violencia machista. Es la primera causa de mortalidad violenta, más que los accidentes e incluso más que las guerras. Cada veinte minutos una mujer sufre una agresión sexual. Y estas cifras se refieren a los casos detectados. Nos matan porque somos mujeres. No hay otra razón. Y los asesinos no son locos, son machistas. Son hombres heteronormativos. A los hombres se les educa para que sean competitivos, autosuficientes, agresivos... No se les educa para que sean cooperativos, conciliadores, generosos.

-Pero también hay muchas mujeres competitivas, autosuficientes y agresivas.

-Sí, pero hay una diferencia. Estamos en un mundo en el que no hay más que mirar las propiedades de los varones y las de las mujeres. A ese porcentaje de propiedad se le suma el reparto de las personas, en el sentido de que hay varones que aun piensan que las mujeres son propiedad de ellos, lo que significa que no pueden ser autónomas, ni libres, ni competitivas, ni agresivas ni asertivas.

-¿A quién habría que dirigir más esfuerzos de concienciación, a los hombres o a las mujeres?

- Hay que trabajar con todos y con todas. Los hombres que son conscientes de esta situación deberían asumir sus responsabilidad y dar un paso al frente. Hacer el vacío o el que entre los propios hombres se corrijan actitudes machistas o micromachistas estaría muy bien.

-¿A veces ya sería un avance que al menos no se jalearan entre ellos las gracias?

-Efectivamente. El 25 de noviembre sacamos un punto de libro en el que dábamos algunas pistas para prevenir la violencia machista. Una de ellas es rechazar chistes y comportamientos machistas.

-¿Este es un país especialmente casposo en este ámbito?

-Sí. Aquí con la mujer que no cumple con el estereotipo de lo que se espera que sea la feminidad, que tampoco sé muy bien lo que es, los varones se creen con el derecho de poder decirle cómo tiene que ser. Mire lo que se les dijo a las mujeres de la CUP.

-¿Y Balears?

-Al mismo nivel que el resto. Hay afición a hacer comentarios machistas y homófobos. Suele coincidir que la persona que hace comentarios machistas también los hace homófobos. Es esa visión de la masculinidad casi como una supremacía racial.

-¿La han llamado alguna vez feminazi?

-A la cara no, pero imagino que a la espalda sí. O que alguna vez deben haberlo pensado. Si alguien me lo dijera a la cara, creo que le dejaría con la palabra en la boca. No me interesa interlocutar con alguien que llama feminazi porque, entre otras cosas, muestra mucha ignorancia de lo que es el feminismo. O al revés, lo conoce muy bien y sabe que tendrá que perder privilegios. A veces pienso que los obispos son los que más han entendido el feminismo. Cuando dicen que el género es una ideología y que se carga la familia, se refieren a la familia patriarcal. De modo que sí que han entendido lo que supone.

-Fue fundadora del grupo Creyentes y Feministas. Con esa idea que tiene de los obispos supongo que sus relaciones no serían muy cordiales.

-Soy teóloga católica. Mi título está firmado por Juan Pablo II. Creamos ese grupo hace unos veinte años en un momento en el que yo participaba más activamente en la Iglesia. Ahora ya no estoy pero el grupo sigue existiendo. Desde el principio decidimos no llamarlo Mujeres Creyentes, sino Creyentes Feministas, lo que sorprendía. Fuimos a presentarnos al obispo Teodoro Ubeda y nos dijo que teníamos que ser conciliadoras. Le contestamos que no, que ese era su papel, no el nuestro. Tuvimos algún enfrentamiento, sobre todo cuando invitamos a la gente a no participar en la colecta para el día del Seminario porque las mujeres no pueden ser seminaristas y eso, simbólicamente, representaba el machismo en la Iglesia. El obispo nos llamó, pero la cosa no fue más allá.

-¿Las mujeres deberíamos pasar directamente a ejercer derechos sin complejos en lugar de intentar convencer de que los tenemos?

-Sí. Las mujeres no tenemos que reclamar derechos, debemos tenerlos y ejercerlos. A mí cuando alguien me dice ‘no soy ni feminista de ni machista’, ya cambio de canal.

-Esto lo suelen decir más mujeres.

-El retroceso es social. No creo que tengamos que responsabilizar a las mujeres de todo en este sentido. Una de las cosas que me preocupa es determinadas campañas, o afirmaciones o formas de presentar la violencia de género en las que se sigue victimizando a las mujeres. Por ejemplo, campañas en las que solo se invita a las mujeres a denunciar, como si el problema fuera de ellas. El problema es que hay varones que maltratan y que matan. Claro que hay que invitar a las mujeres a denunciar, pero no solo eso. El ciclo de la violencia es muy complejo y no se puede tratar con ligereza.

-¿Hay que recuperar el orgullo por la palabra feminista?

-Yo nunca lo he perdido. Ser feminista es la noción radical de que las mujeres somos personas. No somos ni ladys, ni la mujer de, ni un objeto. No puedo entender que una mujer que es consciente de lo importante que es ella no se reivindique como feminista. Las palabras que usamos construyen el mundo. Por eso, incluso en los telediarios de TVE se ha empezado a hablar de violencia machista en lugar de violencia de género.

-¿El Institut de la Dona cuenta con suficiente personal para atender todas las necesidades?

-Tiene sobre todo personal administrativo, jurídico y trabajadores sociales. Haría falta alguien con perfiles de sociología, de antropología y ciencias políticas con perspectiva de género con el fin de hacer análisis y proyectos que no sean específicamente destinados a víctimas de violencia de género. También debería reforzarse la atención psicológica a las víctimas.

-¿Hay suficientes infraestructuras de atención a las víctimas de la violencia machista?

-Tenemos en casas de acogida en Mallorca, Menorca y Eivissa para mujeres víctimas que la necesitan. También hay un convenio con el Ibavi por el que las víctimas de violencia de género que no disponen de recursos tienen preferencia para las viviendas de alquiler social. En Formentera, que no hay casa de acogida, si cuando la mujer necesita salir no hay transporte para ir a Eivissa, el Consell de Formentera tienen un espacio para que pasen una noche.

-Dígame una medida del proyecto de Ley de Igualdad que ya solo por esa merecería la pena que se aprobara.

-Es difícil destacar solo una. Algo que me interesa como Institut de la Dona es la creación del Observatorio por la Igualdad. Sería un instrumento para evaluar constantemente cómo están las políticas de igualdad, qué se hace bien y qué mal y planificar las actuaciones sobre datos. Confío en que se apruebe antes del verano.

-¿En qué puede ayudar una Ley como la de Igualdad para evitar la violencia machista, que en lo que llevamos de año ya ha acabado con la vida de varias mujeres en nuestro país?

-Creo que el antídoto de la violencia de género está en la igualdad. En este ámbito el impulso ha venido muchas veces desde las instituciones. Desde la política de Igualdad se impulsan muchas cuestiones. Por ejemplo, fíjese en la televisión. Con Gobiernos que han impulsado y han creído en la igualdad ha habido muchos menos programas de televisión que estereotipen a las mujeres, incluyendo a IB3.

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