"En la primera fase de acogida la recomendación de las organizaciones internacionales [que dan apoyo a los refugiados] es que no se les separe, por eso buscamos algún lugar en el que tenerlos juntos inicialmente", explica Fina Santiago. Y ante la falta de sitio en una red de acogida pública saturada por cientos de desahuciados (ha habido 17.000 ejecuciones hipotecarias en Balears en esta crisis) y de personas en riesgo de exclusión, el Govern planea habilitar nuevos resortes, como el albergue de Platja de Palma. El anterior Govern lo puso a la venta y no lo vendió. Ahora lleva cuatro años cerrado. "Vamos a inspeccionarlo y ver cómo usarlo, pero allí hay cien plazas", detalla la consellera de Benestar del Govern, que además cuenta con la solidaridad de los ayuntamientos y de organizaciones sociales como ONGs y la Iglesia. "Podemos usar conventos cerrados y casas parroquiales vacías, también pisos y otros recursos", enumera Fina Santiago.