La decisión de cerrar la planta embotelladora de Coca Cola en Palma generó un conflicto en la isla que se prolongó durante varias semanas y que tuvo entre sus participantes a dos jugadores externos, como fueron el Govern del PP y la patronal hotelera, que tomaron partido a favor de los trabajadores y expresaron su rechazo al expediente de regulación de empleo que se quería aplicar. Durante esta contencioso, la plantilla protagonizó concentraciones de protesta, una manifestación de coches por Palma e incluso una huelga, además de reclamar el apoyo de los isleños con un boicot al refresco. F.G. Palma