Habituados a sus intervenciones poco estridentes, el aparato del PSOE en Madrid miró hacia otra parte el lunes cuando Francina Armengol lanzó su propuesta de celebrar un referéndum sobre la idoneidad de continuar con la monarquía o por el contrario instaurar la tercera república. Del caso omiso se pasó a la indignación cuando las declaraciones de la secretaria general del PSIB, el martes en Palma, abundando en la consulta, cruzaron el charco y empezaron a salpicar a Rubalcaba.

Las palabras de la republicana Armengol -"cada persona tiene un posicionamiento respecto a si es republicano o monárquico, yo estoy pidiendo una cosa que me parece más importante, que es democracia y que los ciudadanos puedan hablar y opinar"- levantaron ampollas en los pasillos del Congreso de los Diputados y en la sede de la madrileña calle Ferraz. Tanto es así, que la secretaria de los socialistas baleares tuvo que salir del hemiciclo autonómico para atender una llamada desde los Madriles poco halagüeña, a juzgar por su cara de circunstancias.

Según algunas fuentes, al otro lado del teléfono móvil se encontraba Soraya Rodríguez, que acababa de mostrarse visiblemente irritada ante los periodistas al ver cómo Armengol desbarataba al gallinero. La portavoz del grupo socialista en el Congreso negó la posibilidad de dar libertad de voto a los diputados en la votación de la ley orgánica para la sucesión del rey Juan Carlos, pero no logró zanjar el debate abierto por Armengol.

Fuera o no Rodríguez la encargada de recriminar a la mallorquina su actitud, no fue esta la única llamada que recibió Armengol. Cargos socialistas reconocen sin ambajes que al entorno de Rubalcaba -del que Armengol siempre ha sido una fiel defensora´- "no ha sentado nada bien" que el PSIB abriera la caja de Pandora, e incluso no se descarta que el propio líder en retirada haya hablado personalmente con Armengol para hacerla recapacitar.

Evitar que Calvo se colgara la medalla

De hecho, la estrategia del PSIB no pasaba por "hacer sangre" con el tema de la sucesión del monarca. El entorno de Armengol no tenía intención de filtrar el discurso crítico de la mallorquina en la ejecutiva federal, pero cambió sobre la marcha cuando en el crepúsculo del lunes se enteró de que Aina Calvo divulgaba a toda pastilla por las redes sociales la votación organizada deprisa y corriendo en Palma a favor del referéndum.

Los ´armengolistas´ no quisieron que pareciera que su líder iba por detrás de su principal opositora interna, y se lanzaron a la competición para demostrar quién había arriesgado más por este asunto. Por si fuera poco, lo más chocante es que Calvo no se declara siquiera republicana; lo que oyen.

Martín, la campaña por la alcaldía de Cort puede esperar

El martes se dejó caer por los pasillos del Parlamento balear el siempre risueño Pablo Martín, más si cabe con lo que está aconteciendo. El diputado del PSOE por Balears en Madrid se mostró convencido de que pese a que su ´madrina´ Armengol "se quedó sola" ante los suyos al defender el referendo, los clamorosos "silencios" se explican en clave interna para no liar más la cosa en las filas socialistas.

"En mi partido los que somos republicanos somos muchos más sin duda" que los monárquicos, afirmó el joven parlamentario, que se ha propuesto ahora ser el agitador de su bancada. Martín intentará recabar apoyos a la propuesta de Armengol, y está seguro de que el inmovilismo mostrado por Rubalcaba en torno a la sucesión del Rey deberá variar.

"Cuando salió a anunciar el congreso del partido, de los quince que intervinimos solo doce nos mostramos a favor de la fórmula ´un militante, un voto´, y al cabo de pocas horas [la dirección] lo cambió", reveló Martín para reafirmar su convicción de que el nuevo reto no es imposible de conseguir. Con todo, el mallorquín se muestra más comedido que su compañero, el diputado socialista por Menorca Guillem García Gasulla, que ha escrito en su blog: "El reconocimiento del valor de Juan Carlos durante la época de la transición no debe ocultar que la Monarquía junto con el Concordato son una herencia de Franco. Las prisas en elogiar al sucesor Felipe VI, no elegido democráticamente y cuyo valor solo se le supone, están lejos del debate que en el seno del PSOE, de nuclear tradición republicana, deberíamos afrontar". A ver quién es la Soraya que le deniega la libertad de voto que reclama ahora este díscolo.

Enfrascado en la ardua tarea de cazar adeptos, Pablo Martín asegura que ha aparcado la carrera para ser candidato a la alcaldía de Palma. Parafraseando a Jordi Pujol, "ahora eso no toca", sentencia. Y reivindica que se deje de decir que Armengol está detrás de su candidatura. El diputado se ha postulado por cuenta propia, "he hablado con muchos militantes y todo me lo he currado yo".

A ver cómo termina este otro melón, transcurrido el verano. De momento, Martín no vacila en su apuesta para suceder a Rubalcaba. ¿Eduardo Madina, su colega generacional -ambos nacieron en 1976-, cuando Juan Carlos I empezaba su andadura? Para nada, "apoyo a Pedro Sánchez", asevera el palmesano. Lo tiene muy clarito.