A la hora de analizar las bajas por enfermedad que se conceden en las islas, las más prevalentes son las relacionadas con el aparato locomotor y osteomuscular (lumbalgias, cervicalgias, latigazo cervical o artrosis), los trastornos mentales (trastorno mixto ansioso depresivo y depresión), las vinculadas al aparato circulatorio (infarto de miocardio), y los procesos oncológicos.

Según el responsable de Recursos Humanos del Ib-Salut, Miguel Costa, las lumbalgias y los demás males de este primer grupo están muy vinculados al hecho de que Balears tenga una economía de servicios, y se explica por la tipología de trabajos como los que se dan en hoteles o locales de restauración, y con el hecho de permanecer muchas horas sentado ante una mesa. En el caso de las depresiones, señala que se trata "de uno de los males del siglo XXI", y desvincula ambos casos de un deterioro de las condiciones laborales.

Radicalmente opuesta es la visión del secretario de Salud Laboral de CC OO, Rogelio Marín, que ve en el auge de males como las lumbalgias una demostración de las sobrecargas de trabajo que se están aplicando sobre colectivos como las camareras de piso en los hoteles y similares, mientras que achaca el peso de las depresiones a la angustia que las empresas están provocando en sus plantillas con sus exigencias de incrementos desproporcionados de la productividad y las amenazas de pérdida del empleo.

El vicepresidente de la patronal PIMEM, Jordi Mora, también vincula esas depresiones al ambiente laboral, pero rechaza las presiones empresariales y lo relaciona con el contexto de aumento del paro.