­Si bien Adolfo Suárez nació en la localidad de Cebreros, en la provincia de Ávila, en plena meseta castellana, le cogió el pulso al Mediterráneo especialmente en sus navegaciones por el mar balear.

Suárez encaminó sus pasos hacia una Transición democrática en una España salida de la cuarenta años de dictadura franquista que tantos sinsabores y desengaños le proporcionó en sus casi cinco años de mandato.

En mis varios encuentros con el primer presidente de Gobierno de la monarquía, siempre tuvo el mar de Mallorca como mudo testigo en sus primeras vacaciones ya convertido en inquilino de La Moncloa.

Fue en el mediodía del 17 de agosto de 1977, casi recién nombrado por el Rey presidente del Gobierno, cuando los medios locales pudieron entrevistarlo en una rueda de prensa a pleno sol, junto al atraque del primer yate Fortuna. Fue en el Club de Mar de Palma.

Por la tarde, gracias al olfato periodístico y a varios contactos, junto a un gesto muy propio de Don Juan Carlos, que se había dejado la barba, Eduardo Jiménez y este periodista realizaron una entrevista en solitario a Adolfo Suárez y de pie.

Suárez regresaba de unas horas en el mar con la Familia Real, navegando por la bahía de Palma, que convirtió en papel mojado lo había contestado unas horas antes.

Mientras duró la entrevista, Don Juan Carlos, Doña Sofía y sus tres hijos esperaban en el interior de una ranchera. Un Seat 124 de color blanco, aparcado frente al Real Club Náutico de Palma. Iniciado agosto de 1978, Adolfo Suárez y su mujer, en compañía del ministro Abril Martorell y su esposa, navegó a bordo del yate Ion por aguas de Eivissa y Formentera y también por la costa del poniente mallorquín.

En la tarde del sábado 8 de agosto de 1978, un día después de fallecer el papa Paulo VI, el barco en que navegaba el presidente del Gobierno, atracó por sorpresa en el muelle exterior del Club de Vela Andratx.

Esa estancia rápida de Suárez en el Port d´Andratx se debió a que desde Madrid le enviaban unos documentos desde Madrid, por vía de urgencia, que le entregó un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Numerosas vacaciones

En 1979, sobre las 12 de la noche del 14 de agosto, tras cinco horas de espera en el Club de Mar, cerca del atraque del yate Brissette, llegaban los matrimonios Suárez y Abril Martorell para iniciar unas vacaciones en el mar balear que les llevó otra vez a navegar alrededor de las Pitiüses.

A su regreso a Mallorca desde Eivissa, el Brissette y el segundo Fortuna -recién estrenado- se encontraron en aguas de la Dragonera.

Lo volvimos a ver varias veces más, en Eivissa siendo todavía presidente. Ya alejado de la política, también regresó por el Port d´Andratx y se dejó ver caminando por el paseo marítimo de Palma cuando ya había estrenado casa en la isla. Como él mismo comentó en varias ocasiones: "Me gustan las Balears, y me encanta mucho Mallorca”.